Eduardo Martínez | 28-04-2014
El arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro, ha celebrado una misa esta mañana en Roma para los peregrinos valencianos que se encuentran en la capital italiana para asistir mañana, domingo, a la canonización de los beatos Juan XXIII y Juan Pablo II, que presidirá el papa Francisco en la plaza de San Pedro.
En la eucaristía con el prelado, que se ha llevado a cabo en la parroquia San Roberto Belarmino de Roma, han participado trescientos fieles, la mayoría de ellos jóvenes de la diócesis de Valencia, así como un grupo de la de Segorbe-Castellón, que han acudido junto con su obispo, monseñor Casimiro López Llorente. En la misa han concelebrado también cerca de veinte sacerdotes, entre ellos el vicario general de la diócesis valentina, Vicente Fontestad; el presidente de la comisión diocesana para la Infancia y la Juventud, Óscar Benavent; y los rectores de los Seminarios Mayor y Menor de Valencia, Fernando Ramón y Javier Grande, respectivamente.
En su homilía, monseñor Osoro ha animado a los presentes a “tener confianza en Dios como la tuvieron Juan XXIII y Juan Pablo II”, y a “no dejarse desanimar por las dificultades de la vida”, siguiendo también “el ejemplo que ellos nos dejaron”. En este sentido, el prelado ha explicado que la vida de ambos pontífices “no fue fácil”. Angelo Roncalli “nació en una familia muy humilde” y Karol Wojtyla “sufrió la orfandad desde muy temprano y una situación en su país que dificultada mucho la práctica religiosa”, ha ilustrado el Arzobispo. Sin embargo, ambos “se fiaron de Dios, le entregaron su vida y Él, con su fuerza, les permitió hacer cosas muy grandes para la Iglesia y para el mundo”.
Por todo ello, monseñor Osoro ha exhortado también a los fieles a “no regatearle la vida al Señor”, así como a “una entrega confiada a Él” y a “tener el atrevimiento de salir afuera a anunciar sin miedo a Cristo, con palabras y con una vida coherente”.
Al final de su homilía, monseñor Osoro ha invitado a monseñor López Llorente a dirigir también unas palabras a los presentes. El obispo de Segorbe-Castellón ha manifestado que “Dios es él único que nos puede llenar de alegría, Él toca lo más hondo del corazón humano y lo transforma”. En esa confianza y “a través de su fuerza, es como podemos anunciar el Evangelio”, dado que “la Iglesia solo evangeliza si ella misma se deja evangelizar”.