Los cuatro sacerdotes ordenados el sábado imponen las manos a los cuatro que fueron ordenados el domingo. FOTO: A.SÁIZ

CARLOS ALBIACH | 02.07.2020


La archidiócesis de Valencia cuenta ya con ocho nuevos sacerdotes, que fueron ordenados el pasado fin de semana en dos celebraciones históricas, puesto que debido a la situación actual marcada por la pandemia del covid-19 se tuvieron que dividir en dos días. El sábado 27 fueron ordenados Juan Brugarolas, Alberto Giménez y Agustín Sancho, de Valencia, y Javier Navarro, de Albacete. El domingo 28 fue el turno de Félix Perona, de Paterna; Quique Roig, de Guadassuar; Sergio Sospedra, de Silla; y Borja Grau, de Valencia. Ambas celebraciones fueron presididas por el arzobispo de Valencia, el cardenal Antonio Cañizares, quien les animó a tener “la valentía de poner en práctica la misericordia de Dios” y de “ser ministros e instrumentos, al servicio de la edificación de la iglesia, para que camine sobre la roca firme de Cristo”.


Las celebraciones de las ordenaciones sacerdotales han dejado imágenes insólitas, como una Catedral que se llenó ambos días en su aforo máximo permitido, es decir, un 75%. Familiares, amigos, feligreses de sus parroquias de origen y de donde habían estado como seminaristas y diáconos, así como religiosos y religiosas de diferentes congregaciones, participaron y arroparon a los nuevos presbíteros respetando las normas, con mascarilla y con un máximo de tres personas por banco. Para garantizar que todo fuera en orden jóvenes voluntarios se situaron en las puertas para pedir las invitaciones al entrar. De hecho, el domingo hubo personas que no pudieron entrar por estar el aforo completo. Sin embargo, numerosas personas pudieron seguirlo desde sus casas gracias a la retrasnmisión a través del canal de Youtube de la Catedral.


Ambas celebraciones comenzaron con las voces de los seminaristas entonando el canto ‘Tu es sacerdos’ (“Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec”) y con la música del órgano con su organista, Pablo Márquez. Los aún diáconos se situaron en el altar mayor con estolas blancas el sábado y rojas el domingo, puesto que ese día se celebraba de forma anticipada la solemnidad de los santos Pedro y Pablo.
En más de dos horas de celebración, y con un sofocante calor que los fieles aminoraban con abanicos, se fueron sucediendo los emotivos ritos que forman la ordenación sacerdotal. Uno de esos momentos, y tras manifestar su voluntad de acceder al ministerio con un diálogo con el Arzobispo, es el que se postran en el suelo mientras se cantan las letanías de los santos, entre los que se invocó a los santos valencianos como San Vicente mártir y San Vicente Ferrer o los santos arzobispos San Juan de Ribera y Santo Tomás de Villanueva. Durante este rezo los sacerdotes y fieles permanecen de rodillas excepto en la celebración del domingo que por ser domingo se siguen de pie.

El Arzobispo les anima “a no perder la alegría y tener un corazón ensanchado a Dios y a su pueblo”


Tras este momento y mientras sonaban las campanas del Miguelete el Arzobispo realizó la oración consecratoria y la imposición de manos a los nuevos sacerdotes. También realizaron la imposición uan representación del clero diocesano. Este año y por motivos de seguridad ante la pandemia los sacerdotes solo realizaron la imposición a uno.


Tras la vestición con la casulla y la estola propias del sacerdote las manos de los ordenandos fueron ungidas por el santo crisma y recibieron el pan y el vino bajo el signo de la patena y una réplica del Santo Cáliz que se venera en la Seo. El rito concluyó con el saludo de la paz.


Por tanto, los nuevos presbíteros concelebraron ya como sacerdotes en la liturgia eucarística e impartieron la bendición final junto al Arzobispo. La celebración se cerró con el canto de la Himno de la Coronación de la Virgen de los Desamparados.


El sábado estuvieron presentes en la celebración el arzobispo emérito de Zaragoza, monseñor Manuel Ureña; y por los obispos auxiliares de Valencia, monseñores Arturos Ros, Javier Salinas, Esteban Escudero y Vicente Juan, así como el el obispo de Albacete, monseñor Ángel Fernández Collado, que acompañaba a uno de los nuevos sacerdotes natural de su diócesis. El domingo concelebró el obispo auxiliar mon. Ros.


El sábado en su homilía el Arzobispo alentó a los nuevos sacerdotes a ser para los fieles “testigo de Dios vivo, sobre todo ante la necesidad en estos momentos de que enseñéis a conocer a Dios y a buscar su amor”. Asimismo, invitó a los nuevos presbíteros “a tener la valentía de poner en práctica la misericordia de Dios”, recordando las palabras del papa Francisco en las que afirma que “en los momentos de tribulación, fragilidad y debilidad, en los que salen a flote nuestras limitaciones, la peor de las tentaciones es quedarse rumiando la desolación, es importante y crucial recordar la memoria del paso del Señor por vuestra vida”.

Los nuevos sacerdotes fueron acompañados por familiares, amigos y feligreses de sus parroquias


En otro momento de su homilía, el Arzobispo señaló que que con la ordenación sacerdotal “no se os impone una carga” sino que “sois enteramente de Dios, donde se encuentra el amor”, y “vuestra vida debe quedar disponible enteramente para los otros, amándolos y haciéndolos partícipes del amor que habéis recibido”.


Finalmente, el Arzobispo dirigió unas palabras de gratitud a los ordenandos, “gracias por la alegría con la que entregáis vuestra vida, no perdáis esa alegría”, y “demostrad que tenéis un corazón que lucha para no hacerse estrecho ni amargado, sino para ser ensanchado por el amor a Dios y a su pueblo”.

Diferentes momentos del rito de la ordenación sacerdotal de ambas celebraciones como la promesa de obediencias o la imposición de manos por parte del Arzobispo. FOTO: A.SÁIZ


El domingo, al celebrarse la fiesta de San Pedro y San Pablo, el Arzobispo les invitó a seguir el ejemplo de estos santos y a “escuchadlos porque nuestra fe y nuestra vida de pastores descansa y se apoya en su testimonio”. En este sentido, les animó a ser como Pedro, “roca firme que proclama el nombre de la Iglesia en todos los tiempos, sobre la que se edifica la Iglesia y la nueva humanidad”, y también como Pablo “que en su camino de persecución fue alcanzado por la gracia y la misericordia de Dios, en el encuentro con Cristo resucitado, hasta convertirse en su testigo más singular”.


Del mismo modo, les recordó que al igual que los sufrimientos de los dos apóstoles, “seréis capaces de soportar la Cruz que sin duda ninguna estará acompañándoos en vuestro ministerio”


En su homilía también señaló la necesidad de “ser ministros e instrumentos, al servicio de la edificación de la iglesia, para que camine sobre la roca firme de Cristo”. “Un servicio a la comunión que no resulta fácil, en el momento que atravesamos, en el que la dificultad arrecia por un mundo fragmentado, y contrapuesto”, añadió.


Felicitaciones
Los nuevos sacerdotes recibieron con prudencia las felicitaciones de todos sus familiares y amigos en el exterior de la Catedral tras la celebración de la ordenación. Asimismo, a lo largo de estas semanas realizaran la celebración de las primera misas en sus respectivas parroquias.

Aquí puede leer de forma íntegra las homilías que pronunció el cardenal Antonio Cañizares en las ordenaciones sacerdotales.