EVA ALCAYDE | 12-09-2019
El nuevo edificio del Colegio Santa María de Ontinyent se comunica con el antiguo que se ve al fondo, tras el patio. (FOTO: A.SÁIZ)
Los alumnos del colegio diocesano Santa María de Ontinyent han empezado el curso esta semana con una gran ilusión y muchas más ganas que de costumbre.
Además de sus profesores y compañeros, en el cole les esperaban este año muchas novedades y sorpresas y un montón de rincones nuevos por descubrir. Y es que el Colegio Santa María arranca el curso estrenando nuevas instalaciones.
Junto al edificio existente, que cuenta con casi un siglo de historia, se ha construido un nuevo edificio de tres plantas y un pabellón deportivo que serán inaugurados y bendecidos este viernes, día 13 de septiembre.
Las nuevas instalaciones, que ocupan una superficie de 2.000 m2, son modernas con un diseño atractivo y muy funcional. Han sido diseñadas por el estudio de arquitectura de Manolo Ramos y Francisco Galiana y construidas por la empresa Crimsa.
El objetivo de las obras ha sido dotar al colegio de servicios de los que carecía. Así el centro tendrá, a partir de ahora, un nuevo comedor, con cocina propia, donde se elaborará la comida cada día. De este modo, se sustituirá el catering que se ofrecía a los alumnos por menús de elaboración propia, que se suministrarán también a otro colegio diocesano de Ontinyent.
En el primer piso del nuevo edificio se encuentra el área de dirección, con despachos para los directores, jefe de estudios, secretaría y administración, y despacho de la orientadora.
El segundo piso acoge un moderno laboratorio y una amplia y luminosa biblioteca, que a ojos del jefe de estudios y profesor de Secundaria, Andrés Navalón, es la “joya de la corona”.
“Nuestra intención es que la biblioteca esté abierta fuera del horario escolar, para que la puedan usar también los estudiantes del barrio y fomentar así el gusto por la lectura”, explica el docente.
La azotea del nuevo edificio ofrece unas vistas excepcionales del casco histórico de Ontinyent, con la iglesia de Santa María en primer término, la cúpula de San Miguel y hasta las dos torres góticas del convento de los Franciscanos, al fondo.
Para aprovechar la terraza se ha construido un huerto ecológico, donde los alumnos aprenderán a cultivar hortalizas y verduras. “Ya tenemos algunos abuelos que se han ofrecido a dar clases para enseñar a cultivar y utilizaremos el huerto escolar para crear comunidad entre familias y colegio”, afirma el jefe de estudios.
Conectar el pasado y el futuro
Ultimando los preparativos para la apertura, parte del equipo directivo y docente del Colegio Santa María, en una de las terrazas del nuevo edificio, con el antiguo al fondo. (FOTO: A.SÁIZ)
Uno de los objetivos a la hora de plantearse las obras fue no perder de vista la torre de la iglesia de Santa María, la parroquia más antigua de Ontinyent, que se alza imponente y majestuosa, justo frente del nuevo edificio y las pistas deportivas.
“Todo los niños que han pasado por este colegio conservan el recuerdo esencial de bajar al patio, levantar la vista y contemplar la iglesia de Santa María. Y para nosotros era importante conservar las vistas que siempre hemos tenido”.
Es por eso que en el diseño de las nuevas instalaciones hay muchos espacios abiertos y grandes ventanales de cristal, que además de las vistas, proporcionan gran luminosidad.
Otra de las premisas fundamentales a la hora de plantear las obras -y que ha dado más de un quebradero de cabeza- fue la de conectar físicamente los dos edificios, el antiguo donde se encuentran las aulas de Infantil, Primaria y Secundaria y el nuevo, como una forma de unir el pasado y el fututo del colegio, que comenzó siendo un centro cultural.
“El germen de este colegio fue un club social que pretendía luchar contra el analfabetismo y culturizar a los niños de Ontinyent, con teatro y otras actividades”, apunta Adrián Navalón, mientas recorremos las instalaciones.
“Mi abuela ya venía aquí de niña al catecismo los fines de semana y tenemos un ex alumno, de más de 80 años, que es padre de dos profesores actuales”, comenta el jefe de estudios al hablar de la solera del centro, que se fue ampliando conforme iba aumentando la demanda educativa.
“Las instalaciones fueron creciendo a costa del teatro y de los antiguos palcos. Se fueron cambiando las butacas por aulas”, explica.
Y es que cuando se creó el centro cultural, en 1930, la tasa de analfabetismo en Ontinyent era del 56,90 %, muy superior a la de la provincia de Valencia y también a la del resto de España.
El párroco por aquel entonces de Santa María, el sacerdote Rafael Juan Vidal, decidió crear un centro cultural y educativo, dependiente de la parroquia, que servía como lugar de reunión y encuentro infantil y juvenil.
Muchos vecinos se sumaron al proyecto y colaboraron económicamente para que creciera la iniciativa.
La labor educativa realizada en las escuelas parroquiales, su enérgica lucha contra el analfabetismo y su labor social, dirigida principalmente hacia los más desfavorecidos, llevaron al centro cultural a convertirse en lo que hoy es el Colegio Santa María, integrado en la red de Colegios Diocesanos del Arzobispado de Valencia.
“Santa María ha sido siempre como una institución muy querida en Ontinyent”, asegura su actual director y párroco, Juan Melchor Seguí.
Hoy, sin perder de vista su pasado, manteniendo el mismo espíritu que en 1930, el colegio Santa María de Ontinyent tiende la mano al fututo con estas nuevas instalaciones que suponen un hito en su casi centenaria historia.