“Luz para mi sendero”. Así nos recuerda el salmo 119 la importancia de la Palabra de Dios en la vida de cada uno. Precisamente para resaltar esto el papa Francisco instituyó el ‘Domingo de la Palabra de Dios’, que se celebra este domingo 21 de enero bajo el lema ‘Permaneced en mi Palabra’. Una buena ocasión para dar a conocer las riquezas de la Palabra.

CARLOS ALBIACH| 18.1.24

Son muchas las formas en las que hoy los cristianos pueden acercarse a la Palabra de Dios, que cobra también gran importancia en la proclamación que se hace al principio de la celebración de la Eucaristía. Acercándose a ella se puede descubrir una gran sabiduría y cómo da una respuesta a las inquietudes de cada persona en el momento concreto que vive.
Precisamente para resaltar la importancia de la Palabra de Dios el papa Francisco instituyó que el tercer domingo del Tiempo Ordinario se celebrase el ‘Domingo de la Palabra de Dios’. Una jornada, como explicó el Papa, dedicada “a la celebración, reflexión y divulgación de la Palabra de Dios para que la Iglesia reviva el gesto del Resucitado que abre también para nosotros el tesoro de su Palabra para que podamos anunciar por todo el mundo esta riqueza inagotable”. Este año se celebra bajo el lema tomado del evangelio según san Juan: ‘Permaneced en mi Palabra’ (cf. Jn 8,31).

La Conferencia Episcopal Española (CEE) para facilitar la celebración de este día presenta todos los años diferentes materiales que elabora el área de Pastoral bíblica de la Comisión para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado. En este sentido, el obispo responsable del área de Pastoral bíblica, Mons. Julián Ruiz Martorell, invita “a favorecer en las parroquias la creación de grupos de escucha orante y lectura creyente de la Palabra de Dios”. “Y lo mismo se puede aplicar a los movimientos, grupos y asociaciones. En nuestro contexto social y eclesial es imprescindible tener familiaridad con la Sagrada Escritura”, añade.

También recuerda que “necesitamos leer la Palabra de Dios en el silencio de nuestros hogares”. “Y es imprescindible escucharla comunitariamente cuando la Palabra se proclama en la liturgia. Porque allí es Cristo mismo quien habla. Y también se debe dar un tercer paso: compartir en grupo el eco que esta Palabra produce en cada persona. Y conocer la resonancia que esta Palabra ha producido en la tradición viva de la Iglesia. Especialmente, los santos son los grandes oyentes y sus vidas han sido un comentario vivo a lo que han escuchado y asimilado”, explica.

En este sentido, recuerda que “la Palabra de Dios es viva y eficaz y no vuelve al cielo sino después de regar nuestro corazón, de hacerlo fecundo y producir fruto”. De ahí que el ‘Domingo de la Palabra de Dios’ “sea una ocasión de gracia que de-bemos vivir con intensidad y gratitud”, resalta. También recuerda que “no es posible crecer y madurar sin escuchar atenta y ferviente-mente la Palabra que Dios nos dirige”.

Desde este área de Pastoral bíblica de la CEE se ofrece para enseñar a leer, meditar y vivir un texto de la Palabra de Dios el método de la lectio divina, que es un método sencillo y una práctica antigua en la Iglesia. Para ello proponen tres esquemas de lectio divina: la primera para niños, tomando como base el salmo responsorial; la segunda, para jóvenes, a partir del texto de la primera lectura; y la tercera, para adultos, desde el Evangelio. Todos estos materiales se pueden encontrar en su página web (conferenciaepiscopal.es).