Plataforma instalada en la Catedral. V.GUTIERREZ

REDACCIÓN | 28.07.2021

PARAULA ha podido acceder a la plataforma flotante de 150 metros cuadrados situada 12 metros de altura por encima del altar mayor de la Catedral en la que un equipo de técnicos y expertos llevan a cabo desde hace dos semanas el estudio de las afecciones de los ya célebres frescos renacentistas de los ángeles músicos de la bóveda de la catedral de Valencia, pintados en 1472 por los pintores italianos Francesco Pagano y Paolo de San Leocadio.


Tras permanecer más de 300 años ocultos por la bóveda barroca hoy desmontada, que los preservó en un asombroso estado de conservación, estos frescos siguen fascinando hoy como cuando se descubrieron en 2004, entre la sorpresa general de los especialistas en el Renacimiento no sólo de España sino de la propia Italia.


Pero los ángeles músicos están “enfermos”. De los 12 que hay, varios muestran manchas blanca, de sales, que crecen desde hace dos años.


Sobre la plataforma, en una especie de cápsula de trabajo, con un calor sofocante por los focos de luz que iluminan los frescos, aliviado por varios ventiladores, un grupo de jóvenes restauradores de la facultad de Bellas Artes y físicos de la Universidad Politécnica analizan el tesoro artístico. Han colocado atriles con los mapas numerados de la superficie de los frescos ampliados, muy al detalle, para situar los daños, y han iniciado ya las primeras catas y recogida de muestras de las sales que han aparecido para su posterior análisis y averiguar el origen de las patologías y la solución que deberá ser adecuada y definitiva.


Para ello están utilizando unas técnicas de investigación a base de infrarrojos y rayos X “para averiguar qué tipo de afloración salina hay, en qué zonas y en qué cantidad” indica a PARAULA el restaurador Javier Catalá.


Los trabajos durarán 6 meses, según el arquitecto responsable de la obra de la Catedral, Salvador Vila. Por su parte, José Verdeguer, canónigo conservador de la Catedral, resalta la importancia y calidad de estas pinturas, en las que “hay cantidad de detalles pintados con excelencia a pesar de que nunca se iban a poder apreciar desde el suelo. Y eso porque pintaban para gloria de Dios, no sólo para que lo vieran los fieles”. Por eso, “un tesoro así hay que cuidarlo continuamente”. De ahí que, ante los problemas aparecidos, “la Catedral haya emprendido estos trabajos, que están íntegramente sufragados con sus fondos”.