L.B. | 8-02-2018
“En todos los continentes hay mujeres y niños que son raptados y esclavizados. En todos los países hay víctimas de la trata”. Con estas contundentes y tremendas afirmaciones comenzó la vigilia de oración por las víctimas de la trata de personas, que tuvo lugar el pasado sábado 3 en la iglesia de San Lorenzo de Valencia.
Una gran pancarta colocada en la fachada de la Iglesia, invitaba a los asistentes y viandantes a abrir los ojos para reconocer a estas personas, a abrirles nuestro corazón y a unir nuestras manos para ayudarles a salir de esa situación. Este mismo mensaje se plasmó en una representación mímica que se llevó a cabo en la calle, a la que se unieron los participantes en la vigilia.
Ya dentro del templo, la oscuridad -cortada tan solo por la luz de unas velas colocadas en el suelo- y el silencio invitaban a la oración.
Testimonios
Para ayudar a abrir los ojos ante la realidad de la trata de personas, se leyeron algunos testimonios.
Así, la situación de los niños que son raptados para ser objeto de adopciones ilegales tráfico de órganos y pornografía infantil, se plasmó en el testimonio de una madre a quien, en la antigua Birmania, y mientras estaba en la sala de espera de un hospital con su hija enferma, le ofrecieron la posibilidad de atenderla en una clínica privada, sin que la falta de medios económicos fuera un obstáculo. En el hospital privado le hicieron firmar unos papeles, que no sabía leer, aceptando el tratamiento. Pasados unos días, le informaron de que la niña había sido dada en adopción. Eran los papeles que había firmado.
Otro de los testimonios hizo referencia al caso de los menores migrantes no acompañados. Viajando desde Honduras a EE.UU, un menor fue secuestrado en México y obligado a transportar droga. Otros niños murieron durante el trayecto, cuando él llegó se entregó a la policía. Quería volver a casa con su familia. “Después de dos años, sigue encerrado en su habitación y sin querer relacionarse con nadie”, contaron.
Entre cada uno de los testimonios se ofreció una meditación. “¿Podéis imaginar su dolor?”. “¿Cómo estaríamos nosotros si hubiéramos vivido una situación así?”, plantearon. Y tras un momento de oración, entre cantos, se invitó a los asistentes a acercarse a los pies del altar para sembrar en unas macetas las semillas que previamente se habían repartido y, luego, regarlas “con el agua de la vida que Dios nos regala”, subrayando de este modo que “cualquiera puede regar, poner vida” ante estas situaciones.
Santa Bakhita
La vigilia se organizó en el marco de la ‘Jornada internacional de oración y reflexión contra la trata de personas’, que se celebra cada 8 de febrero, festividad de santa Josefina Bakhita, religiosa sudanesa víctima de la esclavitud que, una vez liberada, ingresó en la congregación de las Hijas de la Caridad Canosianas, y que fue canonizada en el año 2000.
Colaboraron en la vigilia Villa Teresita, el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM), Adoratrices-Fundación Amaranta; Cáritas Diocesana de Valencia; y CONFER-COVAL.