Belén Nava | 15-03-2012

Representantes de las dos comisiones premiadas en el Palacio Arzobispal. (Fotografía: Javier Peiró)


 
El Palacio Arzobispal acogió la entrega de la segunda edición del Premio PARAULA al mejor ninot por la transmisión de valores como la familia, la religión o el respeto.
Las comisiones ganadoras, Arquitecto Alfaro en la categoría grande y Ceramista Ros en la categoría infantil se mostraban expectantes ante la entrega del premio de manos del Arzobispo. Pa­ra muchos era la primera vez que veían tan de cerca al prelado y se mostraban nerviosos por cómo debían saludarle. “¿Cómo debo dirigirme a él? Tengo que hacer algo especial?”, preguntaba Javier, presidente infantil de la falla Arquitecto Alfaro-Fco. Cubells.
Otros preguntaban si monseñor Carlos Osoro era una persona mayor o joven y si era allí donde vivía. Minutos antes de la llegada del prelado, la imagen de la Virgen de los Desamparados fue el centro de todos los flashes de las cámaras.
Don Carlos apareció en el vestíbulo del Palacio Arzobispal con el pañuelo típico valenciano de cuadros azules y blancos. Su secretario particular, Álvaro Almenar, en representación del jurado del premio, dirigió entonces unas palabras a las comisiones allí presentes. Minutos más tarde, cedía la palabra al Arzobispo.

Ninot ganador en la categoría infantil de la falla Ceramista Ros.


“Habéis escrito una página del Evangelio”. De esta manera se dirigía a las fallas ganadoras del premio al mejor ninot. Monseñor Osoro aseguró, ante Raquel Muñoz, Noelia Tara­zona, Javier Almenar, Ariadna Ly­dia Román, Margarita Domingo y Jo­sé Ramón Olmos, máximos representantes de Arquitecto Alfaro y de Ceramista Ros, que el monumento fa­llero es “una ayuda inestimable para poder anunciar el Evangelio a través de expresiones artísticas como las que hoy premiamos, ya que son reflejos de lo que siente y vive cada ser humano”.
El prelado resaltó la figura de San Vicente Ferrer, presente en el ninot pequeño nacido de las manos de José Luis Álvarez, que también quiso estar en la entrega del premio. Así, destacó “lo presente que hoy en día tenemos sus palabras y sus hechos, pues, como en el ‘miracle del mocadoret’, hoy hay muchas familias que lo están pasando mal, que les falta lo más básico y necesario. Vivimos una situación especial por la crisis y este ninot infantil representa la necesidad que nuestra sociedad tiene de hombres y mujeres a ejemplo de San Vicente, que sean personas que ayuden a los que más lo necesiten”.

Ninot ganador en la categoría grande de la falla Arquitecto Alfaro.


Respecto al ninot grande, obra del artista Francisco Fuentes, y que representa a unos abuelos con su nieta, don Carlos dio importancia “al respeto y el valor que se les da a los mayores. Porque – se preguntó- qué sería de los padres trabajadores sin “la gran ayuda que les proporcionan los abuelos cuidando de los hijos”. Los abuelos, además, como grandes transmisores de los valores “son sustantivos de nuestra vida y expresan la sensibilidad de un pueblo”.
Asimismo, comentó el gran valor que el valenciano le da “a sus mayores porque ellos están unidos a la familia, le dan cohesión. No he visto en ningún otro lugar como en Valencia ese respeto y cariño que se tiene hacia los abuelos porque ellos son los que nos aportan los valores esenciales para vivir nuestra vida”.