Belén Nava | 5-11-2015
Eduardo Verástegui a su paso por la ciudad de Valencia. (Foto: Alberto Sáiz)
Bella’ le trajo por primera vez a nuestra ciudad y ahora con ‘Little boy’, el mexicano Eduardo Verástegui vuelve a Valencia para presentar el nuevo trabajo de la productora católica Metanoia Films. Tras cinco años de trabajo y con la dirección de Alejandro Monteverde, ‘Little boy’ llega a los cines para recordarnos que “no hay nada más poderoso que la capacidad de enfrentar los miedos y actuar”. Con un reparto encabezado por Emily Watson, Tom Wilkinson y el debut del niño Jakob Salvati, el filme “despertará al niño que todos llevamos dentro, donde la pureza y los sueños que hemos perdido a medida que hemos crecido volverán como una inyección de motivación interna”.

– ¿Cómo definiría su nuevo trabajo, ‘Little boy’?

– Ante todo es una historia familiar. Es la historia de amor entre un padre y un hijo. Y ese hijo que hará cualquier cosa por salvar la vida de su padre. Porque además vemos a un padre que pasa tiempo de calidad con sus hijos, y es por eso por lo que el niño le adora. Inspirado por su héroe de cómic, Little Boy cree que puede reunir el poder para lograr lo imposible, traer a su padre de vuelta a casa. Para tener éxito en su misión, debe hacerse amigo de la persona a quien más teme, un anciano japonés, que representa la cara del enemigo.
– ¿En qué valores incide la película?
– Esta historia nos regala tres cosas muy importantes, que no le pueden faltar al ser humano: la fe, el amor y la esperanza. Little boy se llama así porque es el más bajito de todos, el más débil, que al final se convierte en el más fuerte de todos. Y de alguna manera todos tenemos ese niño frágil que quiere convertirse en un niño fuerte. Es una película que quiere despertar al niño que todos llevamos dentro. Cuando uno crece pierde muchas veces esa pureza de la infancia, la inocencia, la capacidad de amar y perdonar, la capacidad de asombro… Cuando somos adultos nos asaltan las dudas, los prejuicios, las inseguridades… Puedes perder todo, mientras no pierdas la fe, el amor y la esperanza en Dios.
– ¿Hablamos entonces de una historia de superación?
– Exacto. Las palabras mueven, pero el ejemplo arrastra. Si tú pones el amor en acción, es imposible que el de al lado no se contagie. El niño busca convertirse en la mejor versión de lo que es y ese, es precisamente, el mensaje que queremos dar. No buscamos solo el entretenimiento sino el que, cuando se salga del cine, la gente quiera convertirse en la mejor versión de su persona.
– ¿Y cómo se consigue eso?
– Yo digo que siempre hay que hacer la lista del amor como la que hace Jakob Salvati (Little boy) en la película . Y esa lista está compuesta por las llamadas “obras corporales de misericordia”: alimentar al hambriento, dar albergue al vagabundo, visitar a los presos, vestir al desnudo, visitar al enfermo, enterrar a los muertos. Se consigue amando más, perdonando más, juzgando menos, quejándonos me­nos, y sobre todo haciendo la lista del amor.
– La historia sucede en un pueblecito californiano durante la II Guerra Mundial, ¿teme que no todo el mundo se sienta identificada con la cinta al haberla ambientada en Estados Unidos ?
– No, para nada. Hablamos de situaciones universales, valores universales, problemas que suceden en todas partes del mundo. Lo que sucede en este pequeño pueblo en los años 40 sucede también hoy en día. Seguimos teniendo los mismos problemas, guerras, prejuicios, maltrato, abuso… y la respuesta sigue siendo la misma, a los problemas de hoy, dejar que el amor gobierne nuestras vidas, y volver a ser niños otra vez.

En primer plano – La elección del título de la película no fue casual. Alejandro Monteverde descubrió que ‘Little boy’ fue una de las bombas lanzada sobre Hiroshima (Japón) durante la II Guerra Mundial. “Ahí se le viene a la cabeza hacer un ‘little boy’ diferente. Una bomba atómica que destruyó, sembró odio y oscuridad, pues este es un Little boy que construye, una bomba de luz y amor”, asegura Verástegui. – Alejandro Sanz, ha manifestado su apoyo a la película asegurando que “es de esas películas que cuando sales del cine piensas ‘Hoy soy un poquito mejor que ayer’”. El músico, que pudo ver la película en su estreno en Estados Unidos, afirma además “todo el que vaya se va a encontrar con un pequeño tesoro en forma de película”. – Jakob, fue elegido entre mil niños, por el director cuando ni siquiera iba a hacer la audición. El pequeño acompañó, con su madre, a su hermano Joshua y pese a su inexperiencia consiguió el papel y lo más importante salvar la casa de su familia. Al parecer pasaban por un momento difícil y la casa estaba a punto de pasar a manos del banco. – PARAULA se citó con Eduardo Verástegui frente a la puerta románica de la Catedral. Frente a ella estaba aparcado un Buick Roadmaster Skylark de 1953 al que el actor no dudó en subirse y posar en él para nuestro fotógrafo. El coche, de la colección de la empresa ‘the garage’, estaba siendo utilizado por unos novios para sus sesión de fotos post boda. La pareja no disimuló su asombro cuando supieron quién era la persona que tenían enfrente. – Durante su visita a la Catedral, el mexicano oró unos minutos en la capilla de San José donde descansan los restos del que fuera arzobispo de Valencia, Agustín García-Gasco, al que conoció cuando vino a Valencia a promocionar la película ‘Bella’. Pero, sin lugar a dudas, lo que más le impactó fue poder ver de cerca el Santo Cáliz y saber que la sagrada reliquia se encuentra en nuestra ciudad.