❐ CARLOS ALBIACH| 2.06.2023

FOTO: V.GUTIERREZ

Con motivo de la solemnidad de Pentecostés y el Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar se celebró en tres lugares de forma simultánea la vigilia de Pentecostés: en la catedral de Valencia, presidida por el arzobispo de Valencia, Mons. Enrique Benavent; la colegiata de Xàtiva, presidida por el obispo auxiliar de Valencia, Mons. Arturo Ros, y en la iglesia de San Nicolás de Requena, presidida por el vicario episcopal Agustín Alcayde.

En la celebración en la Catedral, que estuvo amenizada por el coro de Juniors M.D., el Arzobispo recordó que era un momento “para revivir lo que significa la presencia del Espíritu Santo en nuestros corazones y en la Iglesia”. En este sentido, recordó que el Concilio Vaticano II destacó que “el Espíritu Santo habita en el corazón de los fieles y en la Iglesia como en un templo”. En sus palabras destacó la importancia de “no someter el Espíritu a nuestros intereses, puesto que desvirtúa la acción salvífica y su actuación en la Iglesia”, sino que estamos llamados “a ponernos al servicio del Espíritu, que nos guíe sin miedo y nos podamos abrir al futuro”. “Nuestra actitud es ir construyendo, viviendo en la iglesia de tal manera que todos nosotros con nuestros distintos carismas nos pongamos al servicio del Espíritu, nos dejemos conducir por él. Que sea una iglesia conducida y enseñada por el Espíritu Santo”, destacó.

“¿Que demana l’Esperit a l’Església en aquest moment de la seua història?”, se preguntó el Arzobispo. Pregunta a la que respondió desgranando tres contraposiciones que “nos encontramos en nuestra vida y en la vida de la Iglesia”.
La primera, tal y como explicó, “és la dualitat entre santedat personal i el compromís en mig del món”. “L’esperit ens crida a unificar-les. Una vivència espiritual que no porte a sembrar el Regne de Déu és una experiència buida i un compromís que no naix de l’esperit no sembra el Regne”, explicó.

La segunda contraposición a la que se refirió Mons. Benavent es la de comunión y misión: “La comunión no es que todos pensemos igual de todas las cosas sino que todos somos discípulos de Cristo y nos une la caridad. Desde esa comunión podemos vivir la misión. Trabajar para que la familia humana sea la familia de los hijos de Dios. Si no vivimos la comunión difícilmente podemos ser fieles a nuestra misión”.

Por último, concluyó que “l’Esperit ens cridà a viure en l’Església, on tots participem i formen part de la construcció de l’Església com a temple en honor a Déu”. El Arzobispo también se refirió al camino sinodal abierto en la Iglesia: “ens invita a no fer una Església des de les meues idees, sinó escoltar junts la Paraula i l’Evangeli per obrir-nos al que el Senyor ens indique”. “Comunión, participación y misión es a lo que nos llama hoy a vivir el Espíritu Santo en la Iglesia”, destacó.