“Queremos la paz”. Esta es la frase más repetida por Fadi Azar, franciscano destinado en Lattaakiah (Siria), donde es párroco de la parroquia Sagrado Corazón de Jesús. Azar habló de la situación en Tierra Santa en una conferencia en Valencia organizada por la Comisaría de Tierra Santa de la provincia franciscana de la Inmaculada y el Centro de Tierra Santa en Madrid. Una cita que también sirvió para rezar por el conflicto que se ha avivado en las últimas semanas.

Fadi Azar. Foto: A.SAIZ

CARLOS ALBIACH| 2.11.23

Son muchas las imágenes que nos llegan a través de los medios de comunicación de cómo la situación en Tierra Santa cada vez es peor. El padre Fadi Azar sabe de lo que habla cuando hace un llamamiento por la paz. Sabe lo que es la guerra -que vive en Siria- y conoce profundamente la situación en Tierra Santa

-¿Cómo está actualmente la situación en Siria?
-La situación en Siria está muy mal porque Hezbolá tiene bases, que Israel está atacando. El otro día atacaron los dos aeropuertos, Damasco y Alepo, y otros sitios en Siria. Pero además en Siria ya estamos 12 años de guerra y este año también tuvimos un terremoto que causó muchos daños. En el país hay mucha pobreza, está destruido y la gente está sufriendo mucho por la situación, por la falta de electricidad, por la falta de gasóleo, de medicamentos… Últimamente estoy viendo que muchos fieles de mi parroquia han tenido que emigrar fuera. Esta situación hace que estemos muy preocupados y muy tristes. Rezamos por la paz y también por la situación económica.

¿Cuál es el papel de la Iglesia? ¿Qué estáis realizando ante esta situación?

Nuestra misión principalmente es espiritual. Facilitar los sacramentos, dar catequesis… Pero también nos estamos ocupando de la situación económica de nuestros parroquianos, muchos de ellos refugiados que lo perdieron todo. Les ayudamos con la vivienda y con alimentos, tenemos un dispensario médico en el que cada mes les damos medicamentos. Para los niños les damos leche y pañales. Además tenemos un lugar de acogida para niños huérfanos y discapacitados, un taller de costura para mujeres refugiadas y un lugar para que los estudiantes puedan estudiar, ya que no hay electricidad y nosotros lo abrimos con paneles solares. Ayudamos también a la gente después del terremoto para arreglar sus casas y las formas de tener electricidad, porque el Gobierno nos da dos horas al día.

La situación de Tierra Santa es bastante preocupante, parece que el odio se ha eternizado. Como miembro de la Comisaría de Tierra Santa, ¿cómo tienen que abrirse los caminos de paz?

Nosotros pedimos a la comunidad internacional, a la ONU, a los países potentes, que intervengan para parar la guerra. Que acabe este conflicto, que comenzó en 1948, y que la gente está cansada. Este conflicto no solamente hace daño a Palestina y a Israel sino que también a los países de su entorno como Líbano, Jordania, Siria e Irak. Ojalá que muy pronto se solucione y se llegue a una solución justa para los dos pueblos.

¿Es posible la paz?

Nosotros queremos la paz, no queremos la guerra. Nadie gana en la guerra, en la guerra hay muertos, hay destrucción y no se solucionada nada. n Queremos que de verdad los políticos trabajen juntos para llegar a una solución justa para los dos pueblos, que sí pueden vivir en paz uno al lado del otro.

¿Vuestra experiencia en Tierra Santa os dice que es posible la convivencia entre los pueblos diferentes? ¿Cómo ayudáis para que se de la paz?

La Iglesia y también los franciscanos seguimos presentes en Tierra Santa. La Iglesia está al lado de la gente, sirviendo en diferentes lugares, en los santuarios , en las escuelas, en las parroquias, así como en orfanatos y hospitales. Están trabajando mucho pero la situación eses mucho más complicada. No hay que olvidar tampoco la situación económica de Tierra Santa ya que depende mucho de las peregrinaciones cristianas, y ahora muchas se han cancelado. Todo este hace que muchos estén pensando salir de Tierra Santa. Por ejemplo, los cristianos, que era una mayoría, ahora solo somos 1% del pueblo.

Estamos hablando de que es un lugar muy importante para cristianos, musulmanes y judíos.

Sí, es una tierra santa para para nosotros los cristianos, para los musulmanes, para los judíos, para todos son hijos de Abraham. Queremos que vivan todos juntos. No creo que el problema sea del pueblo, todo es política, pura política. Además, tenemos experiencia de compartir escuelas, hospitales y muchas cosas más con ellos. Todos los pueblos quieren la paz, quieren vivir en paz. Pero no depende de ellos, depende de los políticos.
Ojalá haya paz. Pidamos a Nuestra Señora de la Paz la paz, recemos por la paz, que pueda llegar muy pronto a esta tierra.