B.N. / E.M. | 25-04-2013

Silvia y Sandra, en la localidad valenciana de El Palmar, tomarán próximamente lla Primera Comunión. (Foto: Alberto Sáiz)

Con la llegada del mes de mayo, miles de niños de toda la archidiócesis de Valencia recibirán la Primera Comunión. Y cada año ocurre que en lo primero -y en lo único, muchas veces- en que se fijan los medios de comunicación es en el dinero que cuesta todo lo que rodea a algo que, en sí mismo, -recibir a Cristo- no cuesta nada a pesar de que sea lo más valioso, sin duda, que recibe el ser humano. Por ese motivo, en PARAULA hemos querido aportar una reflexión sobre ese otro “valor” que no aparece en los medios y la importancia auténtica de este momento para la vida de fe de los niños, así como sobre el sentido de la fiesta en torno a la celebración del sacramento eucarístico. Todo ello a través de artículos y del testimonio de familias, párrocos y catequistas. Ellos subrayan cómo a los niños, más allá de la lógica de los regalos, podemos y debemos transmitirles lo que da sentido a la fiesta: van a recibir a Jesús sacramentado.
La Primera Comunión es un momento importante en la vida de fe de los niños porque es cuando, de forma consciente, ex­perimentan, por primera vez, la presencia de Jesús y se ofrecen, de forma mutua, su amistad.
Para los párrocos y catequistas, así como para las propias familias, se debe indicidir en la importancia del sacramento y en alejar de la mente, tanto de adultos como de niños, que el día de la Primera Comunión es un mero compromiso social. Es una tarea fundamental de los padres el recordar al niño que su Primera Comunión es algo más que una bonita fiesta en la que lucir un traje, recibir multitud de regalos o disfrutar de un gran banquete con la familia.
Los tiempos cambian, y es evidente que este cambio también se ha notado en la actitud de los padres y de los niños. “De todos es sabido que la repercusión social de los sacramentos y actos eclesiásticos ya no es la que era. Hace años las familias no se planteaban la posibilidad de no entrar en el bucle de lo esperado o lo tradicional”, indica Gema María Sanabria, catequista de Primera Comunión desde hace ocho años en las parroquias de San Martín y de Cristo Sacerdote de Valencia. “Sin embargo -prosigue- ahora lo deciden más libremente, son familias y niños muy cercanos a la Iglesia o por supuesto siguen quedando los que viven aferrados a las tradiciones y estos muestran un interés superfluo a la verdadera esencia del sa­cramento”.
Lo que interesa en cualquier caso ya no es solo la importancia que las familias dan a la celebración -algo que “por supuesto se les explica”-, sino “el deseo de continuidad dentro la Iglesia una vez tomada la Primera Comunión”. Éste “para mí es el verdadero eslabón perdido”, concluye Gema.
Preparación
Uno de los puntos importantes a la hora de recibir este sacramento es la preparación que han recibido en sus casas y en sus parroquias.
En el caso de Gema María, enseña a los niños los conceptos fundamentales con material elaborado por el Arzobispado de Valencia, sobre todo “para que los niños de unas y otras parroquias tengan un sentir común. Les ofrezco la posibilidad de vivir experiencias propias acudiendo al sagrario, la penitencia, la oración individual y en grupo. Es importante que sientan como algo real todo lo que se les ofrece y aprendan a celebrar la Eucaristía como una acción de gracias. Puesto que es a Jesús a quien van a recibir”, explica.
Para acercarles al Señor, a los niños hay que unirlos a la persona de Cristo. Para lograrlo, en la Asunción de Nuestra Señora de Torrent se valen de los oratorios, donde aprenden a relacionarse con Él.
Muy importante es el acompañamiento del catequista, que le va explicando el contenido de fe y dando testimonio con su vida, con la presencia de los sacerdotes en la catequesis y en las celebraciones y contando, por supuesto, con la implicación del padre y de la madre o familiares.
En sus años de experiencia, Gema ha podido ver que los pequeños que acuden a las catequesis “son niños y niñas muy despiertos, con dudas, con preguntas sin resolver, es ahí donde empieza nuestra hermosa labor como ca­­tequistas anunciándoles el amor y la entrega de Jesús por todos ellos”.
Se acerca el día
Los días previos a la Primera Comunión son de puro nervio para las familias, catequistas, párrocos… Son días en los que la catequesis llega a su fin y en los que la preparación debe ser más firme si cabe. En Benisanó, días antes, se celebra la fiesta del perdón (primera confesión) fuera del ámbito parroquial en una tarde de convivencia. Se ensaya con los niños para que puedan sentir y vivir la celebración. También participan en la fiesta del Corpus. “Sobre todo, se intenta señalarles lo que realmente es importante ese día de su Primera Comunión, aunque muchas veces los niños no vuelven a la iglesia después del sacramento”, comenta Ismael Mateo, pá­rroco de la iglesia de los Santos Reyes, de esa misma localidad.
Lea el reportaje íntegro en la edición impresa de PARAULA con testimonios de familias, consejos para padres e hijos y el artículo de opinión de Javier Llopis, Vicario Episcopal de Evangelización