BELÉN NAVA | 19-10-2017

Los misioneros forman parte del día a día de muchas personas que viven en países que a las personas que habitamos en el llamado primer mundo sólo nos suenan de nombre y ni tan siquiera sabemos situar en el mapa. Son hombres y mujeres que dedican su vida a darse a los más necesitados y a conseguir dignificar su existencia tanto de forma material, con la construcción de casas, sanatorios, colegios, comedores, como de forma espiritual alentándoles y enseñándoles las obras del Señor y su grandeza.
Sin el apoyo económico de diócesis como la nuestra sería prácticamente imposible que su labor se llevara a cabo. Es por ello que este domingo 22 de octubre celebramos la Jornada Mundial de las Misiones, el DOMUND, con el lema ‘Sé valiente, la misión te espera’. El DOMUND es una Jornada universal que se celebra cada año en todo el mundo, el penúltimo domingo de octubre, para apoyar a los misioneros en su labor evangelizadora, desarrollada entre los más pobres. Es, además, una llamada a la responsabilidad de todos los cristianos en la evangelización. Es el día en que la Iglesia lanza una especial invitación a amar y apoyar la causa misionera, ayudando a los misioneros. El año pasado España destinó 12.256.618,25 euros para atender 658 proyectos en 176 diócesis de 37 países.
“El DOMUND es la campaña que nos recuerda que la Iglesia ha de llevar el evangelio a todo el mundo a todos los rincones”, explica Arturo García, delegado diocesano de Misiones Valencia. “Por eso – explica- debemos rezar, suscitar vocaciones para que muchos quieran ser valientes y lanzarse a la misión, que, sin duda, lo que más necesita es misioneros”.
Por otra parte, también es necesaria una colaboración económica. “Es una colecta que pide el Papa a todas las parroquias, comunidades cristianas, colegios…-puntualiza- Sin estos recursos, que han disminuido en general, pero crecido en las parroquias, no pueden estar los misioneros, ni las diócesis, ni los obispos, catequistas, templos…”
El delegado diocesano de Misiones recuerda que ésta es “la base para que haya valientes y muchos más que construyen en el mundo, el Reino de Dios, un reino de justicia, paz y concordia”.
Las necesidades en la misión son muchas. Mediante el DOMUND, la Iglesia trata de cubrir esas carencias y ayudar a los más desfavorecidos a través de los misioneros, con proyectos pastorales, sociales y educativos. Así, se construyen iglesias y capillas; se compran vehículos para la pastoral; se forman catequistas; se sostienen diócesis y comunidades religiosas; se mantienen hospitales, residencias de ancianos, orfanatos y comedores para personas necesitadas en todo el mundo.
En los territorios de misión la Iglesia sostiene casi 27.000 instituciones sociales, más de un 22% de las que atiende en el mundo, y un número superior a 119.000 instituciones educativas, lo que representa más del 47% del total de centros de este tipo de los que se encarga.

Palabras del papa Francisco

En su mensaje, el Papa asegura que “las Obras Misionales Pontificias son un instrumento precioso para suscitar en cada comunidad cristiana el deseo de salir de sus propias fronteras y sus seguridades, y remar mar adentro para anunciar el Evangelio a todos”. De esta forma, y a través de una profunda espiritualidad misionera, que hay que vivir a diario, de un compromiso constante de formación y animación misionera, “muchachos, jóvenes, adultos, familias, sacerdotes, religiosos y obispos se involucran para que crezca en cada uno un corazón misionero”, indica el Santo Padre. Por tanto, esta es una ocasión favorable para que “el corazón misionero de las comunidades cristianas participe, a través de la oración, del testimonio de vida y de la comunión de bienes, en la respuesta a las graves y vastas necesidades de la evangelización”.

Más formas de contribuir

Recuerda que además de la campaña específica del DOMUND hay otras formas de colaborar con la OMP (Obras Misionales Pontificias) ya sea a través de las herencias y legados o a través de las becas a las vocaciones nativas.
En el caso de las herencias y legados, desde 1922, fecha en que las Obras Misionales Pontificias recibieron su carácter pontificio, decenas de personas han querido que su última voluntad tuviera un carácter misionero, dejando sus bienes a este fin.
Por su parte, las becas son una modalidad de ayuda a la formación espiritual, académica y pastoral de las vocaciones nativas para ayudar a sostener las necesidades de los seminarios y noviciados de los territorios de misión.

Lea entrevistas a misioneros en África y América, en la edición impresa de PARAULA