Salvador Serralta, durante su predicación en la catedral de Valencia. V.GUTIERREZ

❐ REDACCIÓN | 28.04.2022

El segundo lunes de Pascua, Valencia celebró la fiesta de su patrono, san Vicente Ferrer, con la celebración de la misa de pontifical en honor al santo valenciano, en la que, como es tradición, predicó un religioso dominico, con un sermón en valenciano.

En esta ocasión, el dominico Salvador Serralta animó a los fieles a “convertirnos y vivir una nueva vida de paz, fraternidad, justicia y ‘germanor’”, siguiendo las predicaciones de san Vicente Ferrer, con las que el santo pretendía “mover las conciencias para cambiar la sociedad a mejor”.

Durante su predicación, el religioso dominico invitó a “preguntarnos qué nos diría san Vicente Ferrer si predicara en la actualidad, ya que, a pesar de la diferencia de siglos, los pecados que él denunciaba siguen estando en nuestra sociedad”.
Así, señaló que san Vicente “vivía en una Valencia asolada por desgracias y con personas agresivas, superficiales e inmorales” y denunciaba “la existencia de una vida mundanal, donde cada uno se preocupaba sólo de sí mismo”. En sus sermones, hacía una crítica constructiva a un mundo lleno de vicios que estaba olvidándose de Dios y realizaba una llamada urgente a la conversión.

En este sentido, Serralta planteó que todos estos pecados, aunque con diferente denominación, siguen presentes en nuestra sociedad, “ahora hablamos de ‘bullying’, pedofilia, maltrato a la mujer, aborto, violación de los derechos humanos, riqueza obscena, consumismo, etc. Por lo que es necesario reconocer la decadencia de la sociedad que vivimos y que podemos cambiarla”.

El religioso dominico resaltó la necesidad de “sentirnos pecadores para contribuir a un cambio en la sociedad”. El hombre “debe recuperar el sentido del pecado que se ha perdido”. Es necesario, añadió, “un cambio urgente en el hombre moderno y tecnológico que se cree patrón y gobernador del universo”, y “capaz de solucionarlo todo”, por lo que no siente la necesidad de Dios.

Igualmente, en otro momento de su predicación, recordando los sermones del santo valenciano, Serralta destacó “la necesidad de querer al otro, tanto si es amigo como enemigo”, fomentando la paz y no el odio, como hizo Jesúcristo, especialmente “estos momentos que vivimos una guerra tan cerca de casa”. También invitó a todos los presentes a vivir la caridad según las enseñanzas de san Vicente Ferrer.

La eucaristía fue presidida por el obispo auxiliar de Valencia, monseñor Javier Salinas, quien disculpó la ausencia del cardenal Cañizares por encontrarse en la misa exequial por el eterno descanso del que fuera su obispo auxiliar en la diócesis de Toledo, monseñor Joaquin Carmleo Borobia, fallecido el pasado sábado a los 86 años de edad.