L.B. E.A. | 18.03.2020

Los hospitales son, sin ninguna duda, el lugar donde más trabajo hay estos días como consecuencia de la pandemia por el coronavirus que estamos viviendo.

El personal sanitario trabaja sin descanso para atender a los miles de enfermos que llegan a ellos. También en los hospitales, siguen prestando sus servicios los capellanes, quienes están viviendo con normalidad esta situación aunque reconocen que “el trabajo ha aumentado un poco estos días”, según indica Luis Armando de Jesús Leite dos Santos, religioso Camilo, capellán en el hospital La Fe, de Valencia.

Los Camilos tienen un cuarto voto: servir a los enfermos aun con peligro de su propia vida. “Estamos donde tenemos que estar y haciendo lo que tenemos que hacer”, añade Luis Armando. Y aunque reconoce que la situación “impone respeto”, tiene claro que “servir a los enfermos es nuestra vida. Hicimos voto solemne y público y, de este modo, damos testimonio”.

En su trabajo, los capellanes de hospital han de respetar las posibles restricciones que pueda haber a la hora de visitar a un enfermos y cumplir las medida de higiene: ponerse bata y mascarilla, lavarse las manos…

“Pedimos indicaciones a los profesionales para no contagiar ni transmitir enfermedades. Pero lo hacemos siempre, no solo ahora por el coronavirus, porque siempre hay enfermos aislados”.

Lógicamente, los capellanes tampoco pueden visitar a los enfermos que se encuentran en aislamiento total, pero buscan la forma más adecuada de que la Eucaristía está presente.

“Sabemos cómo responder, tenemos experiencia de muchos años”, señala el religioso. “San Camilo nos creó para esto. El lugar donde un cristiano enfermo necesita consuelo, ahí estamos nosotros, es nuestra obligación”, subraya y añade que, además, “nosotros agradecemos al enfermo la ocasión que nos da para hacer el bien”.

Pecar de prudencia”

Para Juan Ramón Lozano, sacerdote diocesano y capellán del IVO, es muy importante en estos momentos de crisis intentar mantener la calma “y si hay que pecar de algo, que sea de prudencia”.

El IVO es un hospital oncológico, por lo que allí no llegan casos de coronavirus, aunque se han establecido todas las medidas de seguridad dictadas por los gobernantes, como reducir a uno el número de acompañante por enfermo y medidas extras de higiene y limpieza.

“Soy consciente de que estoy muy expuesto, en el hospital y en la parroquia, pero mi verdadera preocupación, la preocupación de fondo, es que todavía no hay una vacuna desarrollada”, dice el sacerdote, que dispone de un canal propio en YouTube, aunque no puede ofrecer las misas online por no llegar a los mil suscriptores.