Pablo, Jonatan, Carlos y Antonio recibieron la ordenación sacerdotal de manos de mons. Benavent, que presidió la primera ordenación como arzobispo de Valencia. V.GUTIERREZ

❐ CARLOS ALBIACH| 29.06.2023

“Un nuevo sacerdote es un regalo de Dios a su pueblo”. Con estas palabras el arzobispo de Valencia, mons. Enrique Benavent, destacaba la alegría que para la diócesis significa tener nuevos sacerdotes durante la ordenación sacerdotal de cuatro valencianos el pasado sábado 24 en la Catedral. Pablo Andreu (29 años), de Torrent; Jonatan Carbila (33 años), de Oliva; Carlos Molina (37 años), de Castellón y Antonio Sun (32 años), de Valencia, vivieron un día especial, en el que estuvieron acompañados por sus familiares, amigos, así como por feligreses de sus parroquias de origen y de las parroquias en las que han servido como seminaristas y diáconos.

En su homilía el Arzobispo destacó que la decisión de ser sacerdotes es una decisión “que compromete vuestra vida”. “Vuestra vida es una historia de gracia porque el Señor que os ha elegido ha puesto en el camino lo que necesitáis para responder a esta llamada: familia, comunidades cristianas y grupos que os han ayudado a crecer en la fe, los seminarios y sus rectores, profesores y sacerdotes”. “Todo es gracia del Señor. Agradeced todo al Señor. Son los medios que ha puesto para que descubrieráis la vocación y respondierais con generosidad”, añadió.

Mons. Benavent también destacó que “gracias a vuestra generosidad y entrega la Palabra del Evangelio, la gracia de los sacramentos y la caridad de Cristo continuarán esparciéndose por nuestros pueblos y ciudades”. En este sentido, les animó a ver la diócesis “como una familia en la que debéis trabajar en comunión, en una misión que es la misma de todos y compartimos”.

Asimismo, les aseguró que el secreto de la vocación no está en nosotros, está en que Dios ha pensado en nosotros antes de que lo hayamos hecho nosotros”. “Y nos ha elegido para una misión. Ha puesto su confianza en nosotros. Responded a esta confianza siendo fieles y con el deseo de servirle en santidad y justicia ante su presencia todos los días, así como con agradecimiento”, aseguró.

La ordenació sacerdotal, aseguró en valenciano el Arzobispo, “és per a vosaltres una consagració, pertanyeu a Déu, ja no al món, esteu consagrats a Déu”. “Que Déu siga el centre de tota la vostra vida, que el desig de servir-lo us acompanye sempre, que cada dia en l’oració aviveu el desig de què el seu nom siga santificat, que el seu regne vinga a nosaltres i que es complisca la seua voluntat, que és que els hòmens se salven i coneguen la veritat. Per a aquesta missió sou sacerdots, no és un treball més, és la donació a Déu amb la vostra vida i amb la vostra persona”, apuntó., apuntó.

Don Enrique les animó a vivir fielmente su ministerio: “No rebaixeu el vostre ministeri. No el convertiu en un instrument per a causes humanes, no el poseu al servei d’altres fins que no siguen servir a Déu i a l’Església. Sou propietat de Déu, esteu per a servir-lo tots els vostres dies”. Además, les invitó ser “hombres de oración y a vivir desde la humildad y la caridad pastoral.
Antes de impartir la bendición el Arzobispo también destacó que tener nuevos sacerdotes “es una bendición para la diócesis” y remarcó la alegría de hacerlo por primera vez como arzobispo de Valencia. Por otro lado, animó a sus familias a apoyarlos y acompañarlos en su ministerio e invitó a los jóvenes presentes a hacerse la pregunta de si Dios les llama al sacerdocio.