L.B.|30.01.2020

José Verdeguer y Fernando Salom, en el momento de su profesión de fe. (ALBERTO SAIZ)

Con gran alegría y solemnidad se vivió el viernes 24 la toma de posesión de dos nuevos canónigos en la catedral de Valencia, los sacerdotes José Verdeguer y Fernando Salom.


Como en las grandes ocasiones, la seo se encontraba casi repleta de fieles llegados desde puntos muy distantes de la diócesis como Moncada, Genovés, Piles o Gandía, localidades con las que los nuevos canónigos han tenido relación personal o donde han ejercido su ministerio.


Los actos comenzaron en la sala capitular, donde el secretario del cabildo introdujo a los nuevos canónigos acompañados de sus padrinos, Jaime Sancho y Vicente Pons, en el caso de José Verdeguer, y Miguel Payá y Salvador Vázquez, en el de Fernando Salom. Desde allí, el cabildo catedralicio se dirigió en procesión hacia el presbiterio para participar en la celebración de la Palabra previa a la toma de posesión.


Ante todos los fieles congregados, el secretario del Cabildo, Jorge Miró, leyó los nombramientos de José Verdeguer como canónigo conservador del patrimonio artístico de la Catedral y director del Museo Catedralicio; y de Fernando Salom, como canónigo de honor.


En su homilía, el arzobispo de Valencia, cardenal Antonio Cañizares, destacó que los nuevos canónigos pasan a formar parte de una comunidad de sacerdotes cuyo principal oficio es dar culto a Dios a través de la oración y del canto.


Y subrayó que el cabildo expresa la comunión que es la Iglesia, a la vez que les animó a seguir siendo signo de comunión y a hacer presente el Evangelio “con obras y palabras, con testimonio vivo”, para que todos los fieles “perciban verdaderamente la presencia de Dios”. Asimismo, les animó a seguir el ejemplo de san Vicente Mártir, cuya festividad se había celebrado unos días antes.


Tras la oración de los fieles y el juramento de fidelidad de los nuevos canónigos, el cabildo se trasladó al coro. Momento en el que los nuevos canónigos pronunciaron sus palabras de gratitud y ofrecimiento.
Por su parte, el deán de la Catedral, Emilio Aliaga, pronunció también unas palabras de bienvenida y, tras recibir el abrazo de todos los canónigos, el cabildo se trasladó a la Sala Capitular donde sus nuevos miembros ocuparon sus asiento.


A la salida les esperaban todos los familiares y amigos que inmediatamente les rodearon para abrazarles y felicitarles con numerosas muestras de cariño.