Economato de la Cáritas parroquial de Rafelbuñol. FOTO: ALBERTO SÁIZ

EVA ALCAYDE | 18.03.2021
Estos días se ha cumplido un año de la declaración del estado de alarma en España, del confinamiento y de las medidas restrictivas para frenar el avance de la covid-19. Se cumple un año desde que estalló la pandemia global y el mundo cambió para todos. El coronavirus se ha llevado a más 72.000 personas en España -unas 6.900 en la Comunitat Valenciana- pero nos ha dejado una estela de miedo, soledad y pobreza, que afecta a miles y miles de familias.

Cáritas Española ha hecho cuentas y balance de su trabajo durante estos meses en las 70 Cáritas Diocesanas del país y ha elaborado un informe de los graves efectos sociales de la pandemia.

Las cifras hablan por sí solas porque con esta crisis 500.000 personas han llamado por primera vez a las puertas de Cáritas o han acudido después de mucho tiempo sin necesitarlo. De hecho, durante esta crisis, una de cada tres personas (33%) es nueva o hacía más de un año que no acudía buscando ayuda. Un 26% de quienes han recurrido a Cáritas a causa de esta crisis lo han hecho por primera vez.

Cáritas, por su trabajo diario con los más vulnerables de la sociedad, notó pronto las consecuencias sociales tras la primera ola. “Sólo en los primeros meses de la pandemia las demandas de ayuda que recibieron en toda España las Cáritas se incrementaron un 57% y hubo períodos y determinados espacios territoriales en los que muchas Cáritas vieron cómo se triplicaban las solicitudes de ayuda”, explicó la secretaria general de Cáritas Natalia Peiro.
El trabajo de Cáritas Española, también de Cáritas Diocesana de Valencia, se centró en mantener el apoyo a las familias con las que ya se estaba trabajando, y cuya situación se ha agravado con esta crisis, acompañar a las familias que acudían en por primera vez a causa de la precariedad sobrevenida ante esta realidad y adaptar la acción de los voluntarios a la nueva situación impuesta por el distanciamiento social, para garantizar el acompañamiento a las personas que lo necesitaban.

El drama de las cifras
Si el drama de esta pandemia son las cifras de contagios y fallecimientos, el drama de la crisis social es que llueve sobre mojado. En 2019, según datos del VIII Informe FOESSA, el 18,4% de la población en España (8,5 millones de personas) se encontraba ya en situación de exclusión social. Y de ellos, más de 4 millones de personas estaban en situación de exclusión social severa. En ese mismo año, en Cáritas acompañaba ya a más de 1,4 millones de personas de toda España.
Ahora, según datos del último Informe del Observatorio de la Realidad Social de Cáritas Española, que describe la realidad a fecha del pasado mes de febrero de 2021, un total 258.000 personas acompañada por Cáritas viven en hogares que no cuentan con ningún ingreso económico. Son 75.000 personas más que antes del comienzo de esta crisis. Esto se traduce en que más de 825.000 personas están en situación de pobreza severa, es decir, con ingresos inferiores a 370 € al mes para un hogar unipersonal o a 776 € para hogares formados por dos adultos y dos niños.

El informe también revela que alrededor de 700.000 personas viven en hogares que no pueden hacer frente a los gastos de suministros de su vivienda, es decir, no pueden calentarse adecuadamente o no pueden encender la luz siempre que lo necesitan. El 16% de las familias (cerca de 77.000) se han visto obligadas a cambiar de residencia para disminuir los gastos. Para casi el 45% de los hogares atendidos por Cáritas afrontar los gastos derivados de la vivienda suponen una grave dificultad.

En el informe también constata que la crisis ha agudizado la brecha digital y la desigualdad tecnológica, que se convierte en un factor que es consecuencia y a la vez causa de la exclusión social. El 52% de las familias acompañadas por Cáritas están en una situación de cierto apagón tecnológico al no contar con conexión ilimitada, dispositivo o competencias suficientes para manejarse en internet.

Mayores y personas sin hogar
La soledad ha sido otra de los dramas impuestos por la pandemia. Aunque esta no es una realidad nueva, el aislamiento físico al que se han visto sometidas muchas personas mayores, ha endurecido la situación. Hasta ahora Cáritas Española acompañaba a 7.000 personas mayores en distintos programas, centros residenciales y de día, casas hogar, o viviendas tuteladas. La cifra de mayores acompañados ha aumentado también hasta llegar a casi 11.000 en estos momentos.
El impacto que de la Covid ha sido especialmente doloso para las personas sin hogar que han visto aumentar su vulnerabilidad. Como respuesta, Cáritas ha creado, durante la pandemia 13 nuevos centros y más de 1.400 nuevas plazas para personas sin hogar.

Los 80.000 voluntarios que la entidad tiene en toda España también se han visto afectados por la crisis, ya que una parte importante tiene más de 65 años y, por tanto, conforma uno de los grupos de riesgo ante el virus. Esto supueso una reducción significativa del voluntariado activo, que se vio reducido a un 39% durante el confinamiento y a un 63% en estos momentos.

Ola de solidaridad
Otra cosa que nos ha dejado la pandemia -esta vez muy positiva- es la solidaridad. La respuesta de Cáritas a las necesidades de esta pandemia está siendo posible gracias a la movilización social y a la explosión de solidaridad que la sociedad mostró desde el inicio. Así, esta corriente de solidaridad se ha traducido en las 70 Cáritas Diocesanas de toda España en el apoyo de 70.666 donantes, cuyas aportaciones han sumado 65 millones de euros. De ellos, 34,5 millones de euros provienen de 67.094 donantes particulares y 30,3 millones de un total 3.572 empresas e instituciones. También se han recibido 6,5 millones de donaciones en especie.

Con toda esta solidaridad Cáritas ha invertido un total de 41.163.068 euros a ayudas directas, que han permitido a las familias acompañadas cubrir en parte necesidades tan básicas como la alimentación, la higiene, los gastos de vivienda o de suministros. También ha destinado recursos a material sanitario y de protección, a la contratación de personal de refuerzo para aquellos proyectos desbordados, para apoyo a la infancia, como la necesidad de equipos y acceso a internet, o de apoyo escolar a distancia, y a atender las necesidades de la acción internacional.

Pese a que las cifras de contagios y muertes han descendido drásticamente, Cáritas considera que la situación “no ha llegado a su fin” y que “las consecuencias económicas van a dejarse notar durante mucho tiempo, especialmente entre las personas más débiles y en situación más precaria”, precisó el presidente de Cáritas Manuel Bretón.