B.N. | 31.03.2021
Actualmente la Iglesia valenciana, según los últimos datos, atiende, acompañando y acogiendo a más de 70 personas refugiadas de 16 nacionalidades diferentes y es que en la archidiócesis, distintas entidades trabajan conjuntamente para dar respuesta a estas situaciones y ofrecer apoyo. Ahora, además, se une a la ‘Experiencia Piloto de Patrocinio Comunitario’ aquí denominado como ‘Agermanament Comunitari Valencià’, un ambicioso plan cuyo convenio ya se ha firmado en materia de acogida e integración de personas refugiadas beneficiarias de protección internacional (resolución del BOE a fecha del 17 de marzo de 2021).

Un convenio en el que participan el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones; la Generalitat Valenciana; el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados en España (ACNUR) y las entidades sociales Servicio Jesuita a Migrantes España, Cáritas Diocesana Orihuela-Alicante, Cáritas Diocesana Segorbe-Castellón y Cáritas Diocesana Valencia para desarrollar su labor dentro del marco de actuación de la Comunitat Valenciana.

De esta manera, el Servicio Jesuita a Migrantes España asume la responsabilidad de articular, dinamizar, apoyar y tutorizar a los refugiados que le sean asignados en cada uno de los municipios de Valencia y Alaquàs.

Cáritas Diocesana de Orihuela-Alicante asume la misma responsabilidad en el municipio de Calp al igual que Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón lo hará en el municipio de Almassora. Por último, Cáritas Diocesana de Valencia asume la responsabilidad en la capital de la comarca del Comptat, Cocentaina.

“Este proyecto de ‘Agermanament Comunitari Valencià’ sitúa a Cáritas Valencia en la línea de la propuesta del papa Francisco cuando nos invita a poner en juego cuatro verbos en referencia a las personas migrantes: acoger, proteger, promover e integrar”, explica a PARAULA Aurora Aranda, secretaria general de Cáritas Diocesana de Valencia.

“La tarea que estamos haciendo, con el apoyo de la comunidad cristiana de Cocentaina significa ponernos al servicio de esta familia en situación de vulnerabilidad y ser verdadera Iglesia en salida que apuesta por las personas que lo han perdido todo y que necesitan emprender una nueva vida en un espacio de paz y con un acompañamiento de calidad y calidez”, afirma.
Por su parte, la vicepresidenta y consellera de Igualdad y Políticas Inclusivas, Mónica Oltra, asegura que este proyecto “contribuye a mejorar las responsabilidades, a sensibilizar, a empatizar, a darnos cuenta de que los seres humanos somos muy parecidos, da igual el color de nuestra piel o la lengua que hablemos. Al final, tenemos los mismos dolores, las mismas esperanzas, los mismos sueños, que suelen ser cosas pequeñas como sacar a nuestros hijos adelante y tener una vida que no se nos complique tanto”.

Programa piloto
Este programa piloto, que viene precedido de una experiencia similar en el País Vasco, acogerá a un total de 23 personas de distintas edades repartidas en cinco familias de origen sirio y procedentes de los campos de refugiados que hay en el Líbano.
En los municipios seleccionados, y a través de las entidades que gestionan el programa, se van a crear grupos locales con personas voluntarias, que se van a encargar de mantener una relación directa con estas familias y acompañándolas en todo el proceso de inclusión que puede ir desde el aprendizaje del idioma hasta ayuda para encontrar un trabajo.

El proyecto también incluye la provisión de una vivienda y el diseño de un itinerario de formación para sus integrantes, de acuerdo con su experiencia y formación previa, además de contar con apoyo psicológico, en aquellos casos en que sea necesario, y medidas que faciliten el acceso al empleo.