La misionera Manoli Nieto, a la izquierda, y la delegada Manos Unidas Ana Ruiz (derecha de la imagen). FOTO: A. SÁIZ

❐ E.A. | 17.02.2022
Con el rostro de una mujer africana que poco a poco se desdibuja, para representar el olvido de los más necesitados, y el lema ‘Nuestra indiferencia los condena al olvido’, Manos Unidas de Valencia ha presentado su campaña su 63.
“La campaña es una denuncia de la indiferencia de los países ricos hacia millones de personas de los países del sur, que tienen rostro, sentimientos, necesidades básicas y que están privadas de los derechos fundamentales y de la dignidad que les corresponde”, ha destacado la delegada en Valencia de Manos Unidas, Ana Ruiz, que también ha denunciado que “vivimos en una sociedad anestesiada, que ignora la dura realidad que viven millones de personas en el mundo, agravada por la pandemia”.

“No queremos dejar a nadie atrás y para ello debemos acabar con las causas que siguen impidiendo que millones de seres humanos puedan llevar una vida digna y no sean discriminados, descartados o excluidos”, ha reivindicado Ana Ruiz, que ha inivitado a “cambiar nuestro estilo de vida, ser solidarios con los más vulnerables, denunciar la existencia de un mundo injusto y promover la economía del bien común, solidaria y sostenible”.

Testimonio misionero
La presentación de la campaña, celebrada un acto en el Palacio de Colomina CEU, también contó con la participación de la misionera Manoli Nieto, hermana trinitaria que ha desempeñado su labor en Perú, Colombia y Madagascar.
La misionera relató su labor en Perú, junto a otras tres religiosas trinitarias, a las que llamaban “madrecitas”. Allí daban clases, visitaban a presos y ayudaban a los campesinos, que protestaban de sus precarias condiciones. La Policía receló de las intenciones puramente humanitarias de las hermanas y tuvieron que marcharse al ser amenazadas.

El siguiente destino de la misionera fue Colombia, donde permaneció diez años. Allí colaboró en un albuergue que sacaba adelante a niños sin futuro, recogía a niños abandonados y maltratados y les daban un hogar. La misionera realtó cómo fue “madre” de 70 niños, entre ellos unas gemelas, que llegaron con 13 meses y 3 kilos de peso, vomitando todo lo que comían. Las niñas salieron adelante, fueron adoptadas por un matrimonio de Seattle y aún mantiene el contacto con ellas.

La religiosa contó también su experiencia en Madagascar, “un lugar muy difícil, sobre todo por el idioma, y donde hay mucho trabajo”.

Allí gracias a la colaboración de Manos Unidas, las trinitarias pudieron ampliar un edificio para atender a más niños de la calle y poner una maternidad y un centro de salud. “Ahora hay un quirófano, dentista… una comunidad con buenas condiciones para atender a las personas”, explica la misionera Manoli Nieto, que asegura que se mostró muy agradecida con la entidad. “Es una alegría contar la ayuda que nos da Manos Unidas”, afirmó.

Gracias a la promoción de Manos Unidas, el Colegio Notre Dame du Bon Remede de las trinitarias pasó de tener una escuela de primaria en 2008 a tener seis aulas más en 2019, en las que se puede dar clases a muchos más niños, y con unas buenas condiciones.

También en Antsirabe, Madagascar, Manos Unidas construyó la Maternidad Salve Regina y ayudó en las mejoras de las instalaciones del antiguo centro de salud.

En la presentación de la campaña 63 de Manos Unidas intervino también Carmen Puerto, de la dirección del Palacio de Colomina CEU, que reiteró el compromiso de la institución para colaborar con las causas de los más necesitados y quiso destacar la labor de Manos Unidas “que nos contagia de energía e ilusión para ser solidarios”.