Redacción | 15-03-2012
Cáritas Diocesana de Valencia ha manifestado a través de un comunicado su “profunda tristeza e impotencia” por el cierre del programa de sida que puso en marcha hace 20 años y que comprende el Hogar Mas al Vent y la vivienda Siquem, para la atención de personas enfermas crónicas y terminales de sida.
Este programa fue transferido el 1 de enero de 2011 a la Fundación Mare de Déu dels Innocents i Desamparats, de la que Cáritas Diocesana forma parte junto a la Archicofradía de Ntra. Sra. de los Desamparados y los Seguidores de la Virgen.
“En ese momento contaba con la financiación de las consellerías de Sanitat y de Justicia y Bienestar Social, que ascendían a 392.830 euros; así como con el apoyo económico de Cáritas Diocesana, la Archicofradía de la Virgen de los Desamparados y los Seguidores de la Virgen”, según expresa el comunicado.
“Al no recibirse el dinero comprometido por la Conselleria de Sanitat durante todo el año 2011, Cáritas Diocesana adelantó la cantidad correspondiente a esa subvención, cifrada en 370.000 euros”. El anuncio, por parte de Sanitat, de que en el año 2012 su apoyo al Hogar Mas al Vent se reduciría a un total de 185.000 euros (un 50 por ciento menos), “ha llevado a la Fundación MAIDES a considerar inviable el programa y se ve obligado a cerrarlo a excepción de la vivienda Siquem cuya continuidad es posible de momento tras reducir a la mitad sus plazas y seguir contando con la subvención de la Conselleria de Justicia y Bienestar Social”.
El proceso de cierre que inicia ahora el programa de sida “no concluirá hasta que todas y cada una de las personas atendidas en sus instalaciones no sean acogidas en otros alojamientos en los que se garantice dignamente su atención”, precisa el comunicado.
Más vulnerabilidad
La imposibilidad por parte de Cáritas Diocesana de seguir adelantando el dinero de la subvención de la Conselleria de Sanitat es debida a “las crecientes necesidades sociales que llegan a los servicios de acogida de las Cáritas Parroquiales y al servicio de acogida de Cáritas Diocesana, debido al aumento de la precariedad y vulnerabilidad de las personas”.
No obstante, la institución caritativa será la que asuma la indemnización a los trabajadores del programa de sida, según el máximo que exige la ley (45 días por año trabajado). Cáritas Diocesana denuncia en su comunicado que el cierre de Mas al Vent “es una muestra más de la necesidad de reforzar la red de protección y los servicios sociales, para que no se reduzcan los presupuestos destinados a estas partidas, como ha afirmado en repetidas ocasiones”.
“Es en las políticas sociales donde se ve reflejada la preocupación y la implicación de los gobiernos en el bienestar de los ciudadanos”, según expresa la entidad, que recuerda que la situación en España “confirma que millones de españoles padecen una pobreza más extensa, más intensa, más crónica”, ya que “los beneficios de los años de bonanza económica se repartieron de forma desigual y las dificultades impuestas por la crisis están afectando de forma masiva a las personas que, ya en los años de crecimiento económico experimentaban mayores tasas de vulnerabilidad”.
Estos recortes “han afectado también a Cáritas Diocesana, que ha constatado un gran incremento de las personas beneficiarias de su acción, pasando de 41.059 en 2008 a 75.000 en 2010”.
El comunicado concluye señalando que “muchas de estas personas han sido derivadas a Cáritas por los centros municipales de Servicios Sociales cuyos presupuestos y personal tampoco han dejado de sufrir recortes en los últimos años”.