Eva Alcayde | 25-09-2015
La vida a veces da muchas vueltas. Así lo ve José Manuel Muñoz, un valenciano de 45 años, que nunca pensó que tendría que dormir en una celda, privado de libertad.
Pero la vida, las desaveniencias con su exmujer y el impago de la pensión que debía pasarle por la manutención de sus hijos, le llevó al Centro Penitenciario de Valencia, ubicado en Picassent. Tras cumplir su condena, ahora se ha hecho voluntario “para ofrecer a otros compañeros toda su experiencia”.
José Manuel, que tenía un empleo fijo y estable en el sector de la hostelería, comenzó a tener problemas con su ex-mujer cauando perdió el empleo. “Tras separarnos, me fui a vivir con mi madre y le pasaba una pensión de 500 euros al mes para los niños. Mientras pagué no tuve ningún problema, pero cuando perdí mi empleo y no pude hacer frente comenzó una batalla legal que acabó con una denuncia por lo penal”, relata José Manuel.
El resultado de esa batalla, que duró dos años, fue una condena de 15 meses y 15 días y su ingreso en prisión.

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