❐ B.NAVA / M.J. CERVERA | 21.07.2022

Los patios de los colegios participantes se han vuelto a llenar de las risas de los más pequeños.

Cerca de 300 escolares están participando este verano en la iniciativa “#unveranodiferente” que está teniendo lugar en cuatro Colegios Diocesanos- tres en Valencia y uno en Alcoi- para atender y alimentar a alumnos de familias con dificultades económicas. La Fundación San Vicente Mártir-Colegios Diocesanos, Cáritas Diocesana y la Universidad Católica de Valencia (UCV) se unen para hacer realidad esta iniciativa que fue promovida, hace ya seis años, por el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares.

Para los colegios diocesanos Santiago Apóstol- ubicados en el barrio valenciano del Cabanyal y en el de Marchalenes-, Nuestra Señora de los Desamparados -en Nazaret- y Sant Roc de Alcoi no es un verano normal. Ellos no cierran en el mes de julio por vacaciones. En sus aulas y patios todavía se pueden ver jugar a niños, ver carreras por sus pasillos y oír sus risas. Eso sí, su horario difiere un poco del habitual durante el curso escolar.

En este mes de julio, de diez de la mañana a tres de la tarde, abren sus puertas para acoger #unveranodiferente, un proyecto promovido por el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, y en el que colaboran la Fundación San Vicente Mártir-Colegios Diocesanos, Cáritas Diocesana y la Universidad Católica de Valencia (UCV), por el que 300 escolares de familias con dificultades económicas son atendidos y participan en actividades que inciden en la educación en hábitos saludables y comparten momentos de ocio y deporte.

Estos centros, elegidos en zonas donde hay un porcentaje mayor de familias que atraviesan dificultades económicas, se ofrece desayuno, almuerzo y comida a todos los niños participantes. Además, en esta, su 6ª edición, se ha podido volver a la presencialidad. En estos dos últimos años, cuando la pandemia provocada por el coronavirus golpeó a la sociedad, #unveranodiferente se adaptó a las necesidades de los alumnos y siguió trabajando por su bienestar ofreciendo vales canjeables por alimentos así como materiales didácticos y lúdicos para los alumnos beneficiados del proyecto.

El primer año de pandemia ante las medidas sanitarias decretadas y teniendo en cuenta que los colegios no volvieron a abrir sus puertas para los alumnos desde aquel lejano 13 de marzo, #unveranodiferente reinvirtió en vales de compra las partidas de Cáritas destinadas al proyecto.

El pasado año se conjugó la presencialidad, atendiendo a las medidas sanitarias vigentes en aquel momento, con los cheques de ayuda.

Según la directora pedagógica del colegio diocesano Santiago Apóstol de Marchalenes, María Rosa Cholbi, la apertura de estos centros es fundamental porque se atiende a niños “que a lo mejor no tienen otro sitio donde ir en todo el verano y por lo menos aquí están en contacto con otros niños y tienen el beneficio de que se les alimenta durante el tiempo que están aquí”.
Así, “por un lado se está ayudando socioeconómicamente a estas familias y, por otro lado, los niños aquí vienen y disfrutan y se lo pasan muy bien, hay niños que las mamás nos dicen que no sabemos lo que hacéis pero no quieren más que venir al colegio a pasárselo bien y durante el año no quieren ir al cole”, explica. Igualmente, destaca la gran ayuda de los voluntarios de los propios alumnos y ex alumnos del centro y de los profesores de Colegios Diocesanos.

Como ya explicó desde la Fundación San Vicente Mártir-Colegios Diocesanos, Miguel Ángel Coello, gerente de la misma, en las pasadas ediciones, lo importante está en mantener los colegios abiertos para la evangelización desde la atención a los desfavorecidos. “Nuestra misión en este proyecto consiste en acoger y convertir nuestros Colegios Diocesanos en una casa y una familia donde todos tengamos cabida y podamos dar lo que tenemos al servicio de la sociedad, para hacer un mundo más justo y dar a nuestros alumnos el relevo de continuar con la mejora del mundo siguiendo las pautas del Evangelio que nos enseña Jesús de Nazaret”.

Por su parte, la coordinadora de esta iniciativa en el Santiago Apóstol de Marchalenes, Patricia Mut, afirma que “el objetivo es que pasen aquí tiempo juntos- dado que acuden alumnos pero también otros niños del barrio- y que tengan una buena alimentación que es otra de las bases del colegio ya que se les da el desayuno, almuerzo y comida. Además, realizan distintas actividades: tenemos días de agua, talleres de cocina y, sobre todo, lo importante es pasar tiempo con ellos, que yo creo que muchos es lo que más necesitan”.

Precisamente, durante este curso, alumnos de tercero y cuarto del colegio Nuestra Señora del Socorro de Valencia han elaborado las actividades para los niños de “#unveranodiferente” – a través de un Proyecto de Aprendizaje y Servicio- basadas en la reflexión, la oración, la educación emocional, así como en diferentes talleres.

Asimismo, “los padres están bastante agradecidos, desde el primer momento ha habido muy buena comunicación”, añade Patricia que asegura que “estamos muy contentos y nosotros muy agradecidos también porque los niños nos enseñan muchas cosas”.

La importancia del voluntariado
En cuanto al voluntariado, en el Santiago Apóstol agradecen la gran implicación y respuesta que ha habido este año. “Esta semana somos 18 voluntarios, casi un voluntario cada dos niños, yo empecé con 15 años a hacer este voluntariado y aquí sigo”. “También intentamos en la medida de lo posible que se conozcan entre ellos, trabajar la emociones, con tema de películas”.

Para llevar a cabo esta acción hacen falta unos 40 voluntarios por semana, por lo que se realizó un llamamiento para animar a los jóvenes de la diócesis a participar como voluntarios.

La UCV es la encargada de formar y organizar a los voluntarios necesarios para poder desarrollar esta iniciativa. Así, son necesarios “entre 8 y 10 voluntarios por colegio cada semana”.

En el caso del colegio diocesano Sant Roc, de Alcoi, destaca además la “gran implicación y generosidad de los profesores de los propios colegios diocesanos que ha hecho posible llevar adelante la iniciativa”.

Por su parte, las Cáritas parroquiales “son las encargadas de derivar a los alumnos beneficiarios de esta iniciativa ya que los destinatarios son menores perceptores de la beca de comedor tipo A o niños cuyas familias, por su situación social, económica o familiar se encuentran en especial vulnerabilidad y requieren apoyo y atención durante los periodos vacacionales”.

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