José Climent. Cánonigo y prefecto de Música Sacra de la catedral de Valencia
El día 29 de este mes se cumplen 300 años de la muerte del mayor de los organistas catedralicios valencianos y, sin género de dudas, el mayor de los compositores valencianos y españoles -al menos- de todos los tiempos de música orgánica. La obra orgánica de Cabanilles es bastante más larga que la suma de todas las obras de todos los compositores españoles.
En 1665, seguramente previa presentación de Onofre Guinovart, organista de San Jaime de Algemesí, Cabanilles ocupa el puesto de segundo organista de la catedral de Valencia ya que el que lo venía desempeñando, Jerónimo la Torre, por un accidente en la mano, está imposibilitado para tocar y el Cabildo necesita un segundo organista que ayude al ‘Ciego de Valencia’, que así se conocía al primer organista, Andrés Pérez en contraposición al ‘Ciego de Daroca’.
Cabanilles, el más joven de todos los organistas de la Catedral, ingresa en la misma sin haber recibido las órdenes sagradas, lo que el Cabildo intenta solucionar rápidamente, de forma que muy pronto recibe la Prima Clerical Tonsura y, guardando los intersticios, va recibiendo todas las órdenes.
De todas formas, con la Prima Clerical el Cabildo ya le puede incorporar a recibir los emolumentos correspondientes que, en principio, eran las 60 libras que obligaron a dejar a La Torre. El 4 de julio firmaba el primero de sus albaranes que había “recibido por la messada de mi salario del mes de julio, cinco libras. En quatro de dicha de 1665. Juan Cabanilles.”
Es la primera vez que aparece firmando un recibo y lo hace con los nombres con los que se le conocerá en todo tiempo y en todas partes. No hay una sola copia de sus obras en que aparece como Joan o como Juan Bautista. Son los nombres para la partida de bautismo “Juan Bt. Jusep”. Lo único que cambia, y lo hace personalmente, es el apellido, pues si el documento está escrito en valenciano firma “Juan Cabanilles “ o Juan Cabanillas si está en castellano. Nunca cambia el Juan y los copistas de sus obras siempre le llaman Cabanillas.
Higinio Anglés se enamoró de Cabanilles y es su descubridor, aunque pensando que era catalán. Publicó cuatro volúmenes de sus obras, pero no terminó de darlas todas a luz.
Hoy se han publicado otros cinco volúmenes y con ellos creemos que está publicada toda su producción aunque posiblemente aparezca alguna nueva composición. En esta nueva publicación se han incluido algunos versos o interludios de los que compuso más de mil.
La obra vocal es mucho menos extensa pero muy significativa. Son doce composiciones entre las que, además de una Misa a seis voces, hay un tono al Stmo. que es un prodigio
de modernidad. Mortales que amáis a un Dios inmortal. Es una lección magistral del empleo del retardo, de la disonancia con un sentido de modernidad difícil de verlo escrito a finales del siglo XVII. Es sencillamente la unión de la Eucaristía y la Pasión que ya Sto. Tomás proclamaba. El tema musical rememora la Pasión en la literatura universal. El mismo que empleará J.S.Bach en la Pasión según S. Mateo. Sencillamente es un tema que es nuestro y no de Bach. Es un tema a lo sumo valenciano-catalán, pero no alemán, que Bach, ciertamente, copió de nuestra tradición musical.
Cabanilles murió el 29 de abril después de haber servido al Señor en el órgano catedralicio de Valencia durante cuarenta y siete años. Está enterrado en la misma Catedral.