Vicente Morro López
Delegado del Foro de la Familia en Valencia y colaborador de NEOS

El escándalo no es, que también, que las menores de 18 años puedan abortar sin consentimiento, ni conocimiento de sus padres; el escándalo no es, que también, que se pueda abortar a un feto o embrión solo por ser mujer (con las feministas radicales calladas ante este genocidio selectivo, sin practicar la sororidad); no es, que también, que se pueda abortar a un ser humano concebido y no nacido por tener una discapacidad; el escándalo no es que algunos consideren que es un crimen permitir nacer a determinados seres humanos, bajo una presunta y falsa piedad o compasión (eugenismo al estilo años 30 del siglo pasado; eugenismo de indecentes como Margaret Sanger, Peter Singer o Arcadi Espada); el escándalo no es solo imponer la transformación de un delito despenalizado en un falso “derecho”.

El escándalo es, sencilla, llana e inhumanamente el ABORTO. El escándalo es que una ley inicua le diga a una madre que tiene “derecho” a matar a su hijo, concebido y no nacido, porque le molesta, incomoda, rompe los planes o es, simplemente, no esperado ni deseado. El escándalo es la aceptación social de este crimen, que ya denunció amargamente Julián Marías: «Me parece que la aceptación social del aborto es, sin excepción, lo más grave que ha acontecido en este siglo que se va acercando a su final» -y podemos añadir que en este siglo que va a cumplir su primer cuarto-. La imposición social del aborto como supuesto “derecho” es un escándalo. Considerar progreso el aborto es un escándalo, como ya demostró Miguel Delibes: «Entonces se empezó a ceder en unos principios que parecían inmutables: la protección del débil y la no violencia… Nada importaba su debilidad si su eliminación se efectuaba mediante una violencia indolora, científica y esterilizada… para estos progresistas que aún defienden a los indefensos y rechazan cualquier forma de violencia, esto es, siguen acatando los viejos principios, la náusea se produce igualmente ante una explosión atómica, una cámara de gas o un quirófano esterilizado.»
La trivialización y banalización del valor y dignidad de toda vida humana es un escándalo, una crueldad inhumana. El ABORTO es un crimen de lesa humanidad, y la MENTIRA su herramienta primordial. Hemos aludido ya a la indecencia eugenista. Pondremos algunos ejemplos: el mencionado Espada -«hijos tontos, enfermos y peores»-, Rosa Regás -«…antes de dar vida a los monstruos debería ocuparse de que no se resquebrajara la dignidad de los vivos…»-, Oscar Puente -«nos obliga a tener hijos deformes»-, Javier Esparza, neurocirujano -«nadie puede obligar al sufrimiento».

Frente a posiciones que defienden y promueven el aborto, sirviéndose de la mentira o utilizando como excusa o coartada que el nasciturus pueda tener discapacidad o es mujer, encontramos personas que defienden la vida, desde la razón, la ciencia o el derecho, desde la verdad: «Me parece tan claro como el día que el aborto es un crimen» (Gandhi); «El aborto es, básicamente, una muerte, un asesinato» (Dalái Lama); «La legislación no puede desconocer la realidad de la existencia de vida humana en su etapa de gestación, tal como de manera evidente lo revela la ciencia» (Tabaré Vázquez, expresidente socialista de Uruguay); «Una vez hay concepción, el derecho del concebido sólo puede ser satisfecho dejándole nacer. … en el caso del aborto hay un “otro” en el cuerpo de la mujer» (Norberto Bobbio, filósofo italiano). Es llamativo que esta cita se corresponda casi literalmente con lo expresado por el Constitucional -el mismo que lleva vergonzosamente más de 12 años de retraso en dictar sentencia sobre la ley abortista de Aído y Zapatero- en su Sentencia 53/1985: «…la gestación ha generado un tertium existencialmente distinto de la madre, aunque alojado en el seno de ésta». Demuestra lo escandaloso del mantra de que la madre decide sobre su cuerpo.

En este ámbito de la ciencia es fundamental el profesor Jèrôme Lejeune, gran experto en genética del último tercio del siglo XX: «La vida cuenta con una larga historia, pero cada individuo tiene un comienzo muy concreto: el momento de su concepción… Aceptar el hecho de que con la fecundación un nuevo ser viene a la existencia no es ya cuestión de criterio u opinión. La condición humana del ser, desde su concepción hasta el final de sus días, no es ya afirmación metafísica; es, simplemente, una verdad experimental» y «…abortar es matar personas, y una buena legislación debería conseguir que matar a alguien fuese lo más raro posible.»

Nosotros tenemos la razón, la ciencia y la justicia; ellos, sus sucios negocios y su ideología, además del BOE porque mandan. Seguiremos trabajando cívica, pacífica y democráticamente para conseguir que no haya más abortos en España. En esta batalla el próximo paso es la manifestación por la vida en Madrid el próximo 26 de junio. Iremos, ¿vendrás?