L.Agudo | 16-02-2012

Enfermos y sus familiares acudieron a la Seo. (Foto: Alberto Sáiz)


Procesión por dentro de la Catedral con la imagen de la Virgen de Lourdes (Foto: Alberto Sáiz)


Ocurrió en el momento de la Co­munión. Centenares de enfermos y discapacitados, abarrotando la Ca­tedral de Valencia, procedentes de toda la archidiócesis, mu­chos de ellos en sillas de ruedas, otros paralíticos, lisiados y con ellos sus fa­miliares que les atienden desde hace años y años, en muchos casos toda una vida, entonaron a una sola voz un canto conocido por todos, pero que en sus voces, emocionó, ‘El Señor hizo en mí maravillas, gloria al Señor’.
La Seo se estremeció, como también minutos después, concluida la eucaristía, con la “procesión de las antorchas”, en la que, ante la imposibilidad de moverse por la cantidad de personas, sólo los enfermos que iban en silla de ruedas pudieron seguir la cruz procesional, por delante de la imagen en andas de Nuestra Señora de Lourdes, rodeada de claveles amarillos y blancos. Sonaba el Avemaría de Lourdes y al cantar ‘Ave, Ave, Ave María’, cientos de manos elevan a lo alto sus velas encendidas mientras los recuerdos del santuario francés afloraban a la memoria.
Concluía así la misa con motivo de la Jornada Mundial del Enfermo que presidió el Arzobispo, monseñor Carlos Oso­ro, con el que concelebraron una veintena de sacerdotes, muchos de ellos capellanes de hospital. Junto al prelado, el vicario episcopal José María Payá y el consiliario de la Hospitalidad de Nuestra Señora de Lourdes, Vicente Vicedo. Los voluntarios de la Hospitalidad participaron multitudinariamente en la celebración en la que también tomó parte el presidente de las Cortes Valencianas, Juan Cotino, entre los fieles.
Después de la bienvenida con el mensaje de la presidenta de la comisión diocesana de Pastoral de la Salud,
Concha Gramage, y la proclamación el Evangelio con el pasaje de las Bodas de Caná, el arzobispo de Valencia, tras recordar su peregrinación con los enfermos a Lourdes, orientó su homilía a las palabras de la Virgen “Haced lo que Él os diga” y, en este sentido, una invitación directa a dos sacramentos, “de singular importancia” para todos, pero sobre todo para los enfermos y que “la Virgen de Lourdes nos mandó practicar especialmente”: el sacramento de la Penitencia y el de la Unción de Enfermos. “En la reconciliación con Dios encontraréis vuestra sanación, la sanación verdadera que nos entrega el Señor y que es mucho más importante y honda que la sanación física”, aseguraba don Carlos. “El Señor nos entrega a través del sacramento de la Confesión la medicina verdadera, la que salva, la de la confesión” porque mientras “la experiencia del pecado nos degenera en desesperación, la experiencia de reconocer el pecado nos hace encontrarnos con Jesucristo”.
El otro sacramento que nos reconstruye “desde la raíz de nuestra existencia humana es el de la Unción de los Enfermos”, que “no debe ser considerado un sacramento menor porque la atención y el cuidado de los enfermos es la señal de la ternura de Dios”.
Concluía la misa con la bendición final de Dios a través de monseñor Osoro, que quiso mostrar finalmente de nuevo su afecto y cercanía a todos ellos, que a partir de ahora comienzan ya a pensar en la próxima peregrinación a Lourdes a finales de junio. La cuenta atrás ya está en marcha, con toda la ilusión del mundo.