En su discurso de Año Nuevo al Cuerpo Diplomático acreditado en la Santa Sede, el Papa reiteró el pasado día 12 su condena al fundamentalismo religioso que sigue ocasionando tragedias –sobre todo en Medio Oriente-, e indicó que esto “es consecuencia de la cultura del descarte aplicada a Dios” y de su uso por parte de los extremistas como “mero pretexto ideológico”.
“Desgraciadamente, Oriente Medio sufre otros conflictos, que se arrastran ya durante demasiado tiempo y cuyas manifestaciones son escalofriantes también a causa de la propagación del terrorismo de carácter fundamentalista en Siria e Irak. Este fenómeno es consecuencia de la cultura del descarte aplicada a Dios. De hecho, el fundamentalismo religioso, antes incluso de descartar a seres humanos perpetrando horrendas masacres, rechaza a Dios, relegándolo a mero pretexto ideológico”, expresó Francisco.
“Ante esta injusta agresión -señaló-, que afecta también a los cristianos y a otros grupos étnicos de la región –los yazidíes, por ejemplo–, es necesaria una respuesta unánime que, en el marco del derecho internacional, impida que se propague la violencia, reestablezca la concordia y sane las profundas heridas que han provocado los incesantes conflictos”.
El Santo Padre también pidió a la comunidad internacional “que no sea indiferente ante esta situación, espero que los dirigentes religiosos, políticos e intelectuales, especialmente musulmanes, condenen cualquier interpretación fundamentalista y extremista de la religión, que pretenda justificar tales actos de violencia”.
A lo largo de su discurso, recordó los recientes atentados islamistas en París. Asimismo, mencionó el caso de Nigeria, que sufre la violencia del grupo islamista Boko Haram, que hace unos días atacó 16 localidades del norte de Nigeria, con un saldo de unas 2.000 personas muertas.
El Cuerpo Diplomático está formado por 180 estados que tienen relaciones diplomáticas con el Vaticano, así como por 83 cancillerías de embajadas con sede en Roma.