Redacción | 2-02-2012
Miles de fieles de la comarca de la Vall d’Albaida conmemoraron el pasado fin de semana en Benigànim la festividad de la beata Inés.
El obispo auxiliar de Valencia, monseñor Enrique Benavent, presidió la misa solemne en la plaza del pueblo, concelebrada por sacerdotes del arciprestazgo ‘Mare de Déu del Remei’, sacerdotes hijos de Benigànim, así como Agustinos Recoletos llegados de Torrent y Valencia. Miles de personas aprovecharon el buen tiempo y abarrotaron la explanada frente a la iglesia.
Por la tarde, la imagen de la beata recorrió en procesión varias calles de la localidad, que habían sido engalanadas por los vecinos para la ocasión. Durante el recorrido se representaron milagros atribuidos a la beata Inés.
Los premios para el adorno de las calles fueron a parar, el primero a la calle Maestro Serrano; el segundo, a la calle Carril; y el tercero a la calle San Jose. Por su parte, los premios dedicados a la representación de los milagros fueron para la calle Gandia, que representó a la beata Inés en éxtasis ante Jesucristo; la calle Carril, que puso en escena el milagro del Carro; mientras que en tercer lugar se premió la aparición de Jesús a la beata en el gallinero, en la calle San José. La fiesta del fin de semana supuso la culminación de más de una semana de actos preparativos.
El día 20 los festeros encendieron la tradicional hoguera en la plaza. El día 21, a las 7 de la mañana el párroco de la Sagrada Familia de Alzira, Juan Antonio Cabanes, presidió la primera eucaristía. Además, desde el pasado 12 de enero se celebró diariamente la novena en honor a la beata, predicada por el sacerdote Vicente Soler.
Josefa María de Santa Inés
Josefa Teresa Albiñana Gomar, que asumió como religiosa el nombre de Josefa María de Santa Inés, nació en Benigànim en 1625. Con 18 años ingresó en la orden de las Hermanas Agustinas Descalzas fundada por San Juan de Ribera. Hasta su muerte en 1696, con 70 años, permaneció en el monasterio de Benigànim realizando los oficios más humildes, cuidando también de las religiosas enfermas y, además, ayudó con sus consejos a personas que acudían a recibir sus orientaciones. Fue beatificada por el papa León XIII en 1888.