Los siete nuevos escolanes ya con el roquete blanco y la medalla de la Escolanía. FOTO: ORTECABA PHOTOGRAPHY

L.B. | 22.10.2020

El viernes 16 de octubre quedará marcado para siempre en la memoria de los siete niños que este año han entrado a formar parte de la Escolanía de Nuestra Señora de los Desamparados: ese día cantaron por primera vez a los pies de la Mare de Déu después de haber tenido lugar su ‘vestición’ como escolanes.


En la ceremonia únicamente pudieron participar los familiares más cercanos de los nuevos escolanes -padres, hermanos y abuelos-, ya que la Basílica de la Virgen permaneció cerrada al resto de fieles por las medidas de seguridad impuestas como consecuencia de la pandemia de covid-19.


La emoción y la alegría de las familias era patente mientras esperaban a que salieran los niños, de entre 8 y 10 años, revestidos con la sotana negra y portando doblado sobre su brazo el roquete blanco que les iban a imponer.
Entre ellos se encontraba Ángel Monedero Arenas, de 8 años y natural de Paiporta. Según confesaron sus padres, José Luis y Mª Amparo, el niño había estado muy nervioso durante la última semana. “Pero son unos nervios felices, de emoción”, puntualizaba su madre. Ángel era consciente de su responsabilidad y estaba un poco preocupado porque “me tengo que acordar de muchas cosas: dónde ponerme, cuándo levantarme…”. Y exclamaba con cierta inquietud: “¡No sé si podré acordarme de todo!”.


La ceremonia de vestición fue presidida por el rector de la Basílica de la Virgen, Jaime Sancho, quien destacó el “importante servicio al culto que prestan los escolanes en esta casa”. Después de haber sido presentados los nuevos escolanes por una profesora del centro, el rector bendijo los roquetes y las medallas. A continuación, subieron uno a uno al presbiterio y, tras una inclinación ante la imagen de la Virgen, fueron revestidos con los roquetes blancos y se impusieron las medallas de la Virgen de los Desamparados con su número de promoción y escolán a Alex Campayo Tarín, de Alcàsser; Nacho García Martínez, de Valencia; Noel López Zaragozá y Joan Ortega Eres, ambos de Massamagrell; Ángel Monedero Arenas, de Paiporta; Eduardo Sánchez Chafé, de Puerto de Sagunto; y Gabriel Trifoi Oancea, de Xirivella.


Los niños estuvieron acompañados por sus respectivos párrocos y por sus compañeros de la Escolanía que, desde los balcones interiores de la Basílica, cantaron durante la celebración.


Especialmente emotivo fue el momento en el que los siete niños, ya plenamente integrados en la Escolanía, se arrodillaron para recitar una oración a la Virgen, obra del que fuera arzobispo de Valencia Marcelino Olaechea, y dirigidos por Luis Garrido, director de la Escolanía, cantaron por primera vez un motete ante la imagen de la Virgen.


Desde antes de nacer
Los padres de Ángel Monedero, visiblemente emocionados, siguieron el canto cogidos de la mano. Para ellos este momento había sido muy esperado. “Cuando supe que estaba embarazada, ya tenía en mente que mi hijo fuera escolán. Y cuando nació y vinimos a presentárselo a la Virgen, se lo ofrecí para la Escolanía”. Amparo reconoce que siempre ha admirado esta formación coral infantil tan típicamente valenciana porque “cada vez que veníamos a Valencia pasábamos por la Basílica y les oíamos cantar”. Además, el padrino de Ángel, el sacerdote Aquilino Martínez, también fue escolán.


Por eso, cuando cumplió la edad, no dudaron en presentarlo a la Escolanía a pesar de que Ángel nunca había estudiado música. La alegría fue enorme cuando superó las pruebas y fue admitido. Ahora Ángel lleva un mes estudiando en el colegio de la Escolanía. “Nos daba un poco de miedo sacarle de su colegio, La Inmaculada, de Paiporta. Pero ya estamos muy tranquilos y satisfechos porque vemos que aquí también está recibiendo una muy buena formación religiosa, además de escolar y, por supuesto, musical”, comentan sus padres.


Como todos los escolanes, Ángel está aprendiendo a tocar el piano. Pero, además, ha descubierto que le gusta el violín. “Son como una familia. A Ángel no le ha costado adaptarse. Desde el primer día va feliz y ha hecho un montón de amigos”, manifiestan satisfechos José Luis y Mª Amparo.