M.J. FRAILE 28-04-2016
Pilar Roig, en los pasasillos de la UPV. A.SAIZ
PARAULA se cuela en el despacho de una de las investigadoras y restauradoras más destacadas de Valencia, la catedrática Pilar Roig, una profesional rigurosa, una mujer preocupada por transmitir honradez en su trabajo y su vida diaria, que mira al Arte de una forma científica y siempre desde el corazón.  Su optimismo y su sonrisa son señas de la identidad de Pilar Roig, la responsable de la recuperación de los cerca de 2.000 metros cuadrados de exuberantes frescos en San Nicolás de Valencia, la iglesia que durante tres años ha sido su segunda casa. Un tiempo récord que sacado a la luz las magníficas pinturas realizadas por Dionís Vidal en el S.XVII.
– El pasado mes recibió el premio ‘A la mujer comprometida’ de manos del arzobispo de Valencia, un premio compartido con Presen Rodríguez, diseñadora y cofundadora de la Pasarela de El Carmen y Mar Sánchez Marchori, directora del Instituto Valenciano de Pedagogía Creativa. ¿Qué ha supuesto haber sido reconocida con este galardón?
– Fue una sorpresa tremenda. Lo agradezco muchísimo y me he sentido muy honrada. Me pareció muy bonito que el mismo día dedicado a la mujer trabajadora, luchadora y reivindicativa, se les ocurriera pensar también en su compromiso con la sociedad y con la Iglesia. Es la primera vez que oigo hablar de este tipo de premios.
– ¿Con qué se compromete socialmente Pilar Roig?
– Por mi forma de ser, mi trayectoria vital ha estado siempre dirigida a los demás, a las personas y, en general, a la sociedad, intentando dar ejemplo y transmitir honradez (enfatiza en esta última palabra). Para mí es muy importante este aspecto. Es muy importante que se vea, al menos, el esfuerzo que realizas para que a través de tus acciones y de tu manera de ser, los alumnos vean un rigor y un compromiso que nace de ti  pero que en definitivas cuentas es hacia los demás.

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