Fran junto a su familia el día de la carrera virtual con motivo del Día Mundial contra la ELA.

CARLOS ALBICAH | 02.07.2020

Fran Vivó tiene 32 años y hace año y medio le diagnosticaron ELA (esclerosis lateral amiotrófica). Desde entonces la enfermedad se ha ido desarrollando de forma muy rápida y cada vez es mayor su dependencia y sus limitaciones. Lo que no le falta a Fran es una sonrisa a pesar de las adversidades y sobre todo su familia, una familia muy grande y que tiene por bandera la fe que viene de Dios y la esperanza. Y es que Fran, natural de la localidad valenciana de Benaguasil, tiene ocho hermanos y trece sobrinos. Una familia con mucha vida y donde Fran cada día, como cuenta a PARAULA su padre, Francisco Vivó, “nos enseña con una sonrisa que quiere luchar por vivir”.


“La fe en que Dios no nos deja es lo que nos sostiene”, así explica el padre cómo han vivido desde que llegó a su vida esta enfermedad. “Pero la fe no es magia, no te quita el dolor ni el sufrimiento, pero sí nos hace vivir la vida en la realidad del día a día y con esperanza. Nosotros sabemos que la enfermedad y la muerte no tienen la última palabra”, explica Francisco para resumir cómo Dios les está ayudando a poder vivir este acontecimiento.


Las ganas de vivir de Fran, que trabajó como bombero forestal y que incluso estuvo en primera línea en varios incendios de gran magnitud, es algo, que como cuenta su padre, “nos ayuda a todos”. “Y más sabiendo que él es consciente de la enfermedad y cómo es su evolución y a pesar de ello lucha por continuar. Ahí lo vemos por ejemplo cuando quiere salir a dar una vuelta con el perro, entre otros muchos momentos”, añade. Es una experiencia, según su padre, “estupenda”: “vemos cómo la lucha por vivir de toda persona es lo que tenemos dentro porque la vida es para siempre, el cuerpo se resiste a morir no solo por el miedo a la incertidumbre sino porque estamos hechos para siempre”.


Para ellos una columna fundamental y por tanto muy importante es la familia. Son muchas las ocasiones en que se encuentra arropado por sus hermanos y por sus sobrinos. “A él estar con ellos le anima, le hace seguir, le distrae de sus pensamientos y a pesar de sus crisis hace que mantenga la alegría”, explica Francisco. Un momento importante para la familia fue la peregrinación que realizaron todos juntos al santuario de Lourdes.
Otro descanso para la familia Vivó Martínez es la oración: “hay mucha gente que está ahí, que reza por nosotros, es una experiencia que existe y nos descansa, porque a veces en el día a día no tienes tiempo ni de ponerte a rezar, pero sabemos que hay mucha gente detrás”, cuenta.

“La fe no es magia, no quita el sufrimiento pero sabemos que la enfermedad y la muerte no tienen la última palabra”


Los meses del confinamiento han ayudado a toda la familia, vinculada a la parroquia de su localidad, “a aprender a convivir para servirle mejor y a hacer lo posible para que esté en las mejores condiciones”. Asimismo, como comenta el padre, “el celebrar todos juntos la eucaristía de forma ‘online’ nos ha ayudado mucho”.


El testimonio de esta magna familia no pasa desapercibido en su entorno: “Nosotros hacemos lo que tenemos que hacer, servirle y estar a su disposición en el día a día, además de hacer lo que podamos en nuestros entorno para visibilizar la enfermedad. No hay duda, que como dicen los santos padres, todo lo bueno, venga de donde venga, es del Espíritu Santo”.
“Nosotros ahora vivimos el día a día, no miramos demasiado al futuro y disfrutamos cada día con él, concluye.


Carrera virtual
El pasado domingo 21 de junio se celebró el Día Mundial contra la ELA y la asociación ADELA CV, que trabaja en la Comunidad Valenciana por la mejora de la calidad de vida de los enfermos, así como para visibilizar esta enfermedad degenerativa que afecta a más de 3.000 adultos en España y reclamar una mayor investigación, organizó una carrera solidaria virtual. A ella se unió Fran y toda su familia, niños incluidos, que junto a algunos amigos y vecinos, realizaron la carrera en los alrededores de su localidad.