Los familiares de los testigos de la Coronación, en la exposición de Fundación Bancaja: de izquierda a derecha, Antonio Losada, Jorge Artal, Carlota Sugrañes y Manuel Ruiz Orrico. FOTO: A.SAIZ

❐ MARÍA A. PICALLO| 30.03.2023
Las imágenes en blanco y negro de la Coronación Canónica de la Virgen de los Desamparados, en mayo de 1923, que hemos visto en exposiciones, libros, periódicos de la época e, incluso, en los arcos de la Catedral actualmente, muestran cómo se vivió en Valencia aquel acontecimiento. Son fotografías históricas pero para Carlota Sugrañes, Jorge Artal, Manuel Ruiz Orrico y Antonio Losada son también una parte especial de sus álbumes familiares.

Ellos son descendientes de algunos de los protagonistas que vivieron en primera persona, como testigos directos, el acto de la Coronación celebrado en el Puente del Real, en el que la Patrona estuvo arropada por miles de valencianos.
Reunidos en la exposición ‘Salve, Reina del Cel i la Terra’ de la Fundación Bancaja -que fue clausurada el pasado 19 de marzo con gran éxito de visitantes-, nos contaron cómo vivieron sus abuelos y bisabuelos el día de la Coronación.

Carlota Sugrañes, frente a la corona que fabricó su abuelo Rafael, réplica de la de su bisabuelo José, que fue robada en la Guerra Civil. FOTO: A.SAIZ

“Mi bisabuelo integró todas las joyas donadas en la corona sin despiezarlas, con mucho respeto”

Isabel Carlota Sugrañes
Bisnieta del autor de la corona de 1923

Del taller del orfebre José Sugrañes, situado en la calle de La Paz de Valencia (ya desaparecido), salió la corona regalada por todos los valencianos a su Patrona, que fue el centro de atención de todas las miradas el 12 de mayo de 1923, junto con la imagen original de la Mare de Déu.

Isabel Carlota Sugrañes Oria, bisnieta de José Sugrañes, ha oído hablar mucho de aquel día. “Mi padre, Rafael, que falleció hace ocho años, siempre comentaba lo orgulloso que estaba de mi bisabuelo por haber realizado la corona, que se hizo gracias a las donaciones del pueblo valenciano. Además, integró todas las joyas donadas -broches, medallas, pendientes…- en la corona sin despiezarlas, con mucho respeto y mucho gusto, lo que le da mucha valía al conjunto”, explica.

Emocionada, Carlota asegura que a su padre “le habría encantado estar presente en los actos del Centenario de la Coronación” y estaría “orgulloso de ver este reconocimiento a la obra de su abuelo José y de su padre, que se llamaba Rafael, como él”. Y es que, tras la desaparición de la corona en la Guerra Civil, los hijos de José Sugrañes, Rafael y Jesús, fueron los artífices de la réplica de la corona en los años 40.

Todas las anécdotas sobre la corona y sobre el día de la Coronación se las contó a Carlota su padre “y también me las recuerda mi madre, Isabel, que tiene una memoria estupenda y sabe muchos detalles”. Por ejemplo, como detalla la propia Isabel Oria, que su marido fue el nieto mayor y el único que conoció don José en vida. “Tomó la comunión en el Camarín de la Virgen y me contó que acompañó varias a veces a su padre, mi suegro don Rafael, cuando, iban a la Basílica a limpiar las joyas de la imagen de la Mare de Déu acompañados por un notario”, explica.

También nos cuenta Isabel que la corona estuvo expuesta, durante los días previos al acto de la Coronación, en la vitrina de la joyería Sugrañes, en la calle de la Paz, “donde había guardia montada a caballo para vigilarla”.

Precisamente en esa joyería se conocieron Isabel y Rafael, porque los padres de ella eran clientes de los Sugrañes, “pero el negocio cerró ya hace algunos años”. Aunque su marido no siguió el oficio de la orfebrería (fue abogado) “siempre le gustó el diseño de joyas e incluso ayudó en algunos encargos a su padre, mi suegro, que era el que se encargaba de la parte artística de la joyería”, comenta Isabel.

Además, Isabel cuidó durante muchos años a la “tía María”, la hija mayor de José Sugrañes. “María falleció en mi casa el día que cumplía 100 años y nos pasábamos horas hablando. Tanto ella como mi marido contaban que el abuelo José estuvo presente en los actos de 1923, no sólo el día de la Coronación sino también en la cabalgata con carrozas que salieron a la calle esos días en Valencia”.

En este 2023 celebramos el Centenario de la Coronación Canónica de la Mare de Déu pero también se cumplen cien años del fallecimiento del pintor valenciano Joaquín Sorolla, que fue amigo de José Sugrañes. “La tía María hablaba mucho de Sorolla y de su hija, fueron amigas, y tenemos fotos de ellos juntos y cartas. En una que escribió Sorolla a don José le decía ‘Pepe, qué ganas tengo de volver al Mediterráneo, a nuestra playa de la Malvarrosa, porque la luz aquí en París no es la misma que la nuestra, que es maravillosa”, apunta Isabel.

Jorge Artal, junto al cartel ganador del concurso que se organizó en 1923 con motivo de la Coronación. FOTO: A.SAIZ

“Mi abuelo entregó la corona al cardenal Reig y días después inauguró el estadio de Mestalla”

Jorge Artal
Nieto de Juan Artal, alcalde de Valencia desde febrero a septiembre de 1923

U na de las imágenes más significativas del acto en el Puente del Real, el 12 de mayo de 1923, es la del entonces alcalde, Juan Artal Ortells, con guantes blancos, entregando la corona al cardenal Enrique Reig, poco antes de la coronación canónica de la Virgen de los Desamparados. Días después, el 20 de mayo de aquel mismo año, Artal fue testigo, y protagonista en primera persona, de otro hito en la historia de la ciudad: la inauguración del estadio de Mestalla. De hecho, fue el encargado de realizar el saque de honor del partido entre el Valencia CF y el Levante UD.

Jorge Artal, nieto del conocido como ‘alcalde de la Coronación’, comenta con orgullo esos dos logros de su abuelo como primer edil de Valencia, pero no fueron los únicos: “Sólo estuvo siete meses como alcalde, de febrero a septiembre de 1923, y durante su mandato también se inauguró la cárcel de mujeres y se realizó la acotación definitiva de los límites de la Albufera”, subraya.

Su padre, José Luis, fallecido hace tres años, fue uno de los siete hijos del alcalde Artal, de los que sólo vive uno, “mi tío Vicente, que está ya muy mayor”. De su abuelo -y de su padre- heredó el oficio de la abogacía. “Él abrió el despacho de abogados y tanto mi padre, primero, y después yo, como tercera generación, hemos continuado esa trayectoria profesional”, comenta.

Llegó a conocer -siendo muy pequeño- a su abuelo, un hombre polifacético que, además de abogado, fue periodista y político, siendo miembro del Partido Liberal. Juan Artal, natural de la localidad valenciana de Sueca, decidió dedicarse a la política “en un tiempo en el que los alcaldes no cobraban, con vocación de servicio público, y en unos años convulsos políticamente”.
Como nota curiosa respecto a la Coronación Pontificia de 1923, Jorge comenta que “mi abuelo, que era monárquico liberal, contaba que recibió a los Reyes de España, Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia, en la estación del Norte, como reflejan varias fotografías de la época en las que se les puede ver en una calesa con caballos. Los acompañó durante los días que estuvieron en Valencia con motivo de aquel acto e incluso les pagó la estancia de su bolsillo”, señala.

En septiembre de 1923, Juan Artal cesó de su cargo ya que fueron disueltas todas las corporaciones locales tras el golpe de Estado del general Primo de Rivera. Después se dedicó principalmente a la abogacía aunque fue concejal durante un tiempo y Gobernador Civil de Soria. Desde el año 2012 cuenta con una plaza con su nombre en Valencia, en el distrito de Patraix.

Manuel Miguel Ruiz Orrico frente a la réplica del nimbo original. FOTO: A.SAIZ

“Cuando iba de niño a la Virgen mi abuela decía: Lo de detrás de la cabeza lo hizo tu abuelo”

Manuel Miguel Ruiz Orrico
Bisnieto de Manuel Orrico, el orfebre de la ‘Aureola’

La corona fabricada por el joyero Sugrañes no fue el único regalo que los valencianos hicieron a la Mare de Déu en 1923 por su Coronación Canónica como Patrona. Fueron tantas las donaciones que también se encargó un nimbo -aureola o resplandor- en oro y piedras preciosas como complemento a la corona.

Manuel Orrico Guzmán, artesano especializado en orfebrería religiosa, fue el encargado de elaborar ese nimbo en su taller de Valencia ayudado por sus hijos. La pieza, con 900 quilates de oro, pesó 4 kilos e iluminó la imagen de la ‘Geperudeta’ hasta su desaparición en 1936.

Uno de los bisnietos de Manuel Orrico, llamado Manuel Miguel Ruiz Orrico, recuerda cómo su abuela, Josefa Vila, le llevaba de pequeño a ver a la Virgen de los Desamparados y le decía con orgullo y emoción: “Lo de detrás de la cabeza lo hizo tu abuelo”. Y es que el abuelo de Manuel fue Miguel Orrico Vidal, uno de los hijos que ayudó en la realización del nimbo. Para él es “todo un orgullo pertenecer a una familia de artistas”.

“Mi abuelo murió en 1928, siendo muy joven, y mi abuela se quedó viuda con sólo 25 años y dos niños pequeños, lo pasó muy mal. A pesar de todos los problemas que afrontó, siempre recordó con cariño el día de la Coronación Canónica de la Virgen de los Desamparados en 1923 que presenció junto con mi abuelo. Hablaba mucho de ese tema y del trabajo realizado por su marido y por sus hermanos para hacer la aureola e insistía en lo mucho que pesaba”, comenta Manuel Miguel Ruiz Orrico.
Aunque el oficio continuó por parte de algunos familiares, actualmente ya no existe ningún taller de orfebrería de la familia Orrico en Valencia. Tampoco podemos ver el nimbo original de 1923 pero sí una réplica suya.

Después de la Guerra Civil, el orfebre Rafael Torres realizó una copia del resplandor de 1923 que fue conocida como la ‘Aureola de las Parroquias’, por ser una ofrenda de las 16 parroquias originales de Valencia a la Virgen de los Desamparados. La portó la imagen original de la Patrona de forma ininterrumpida hasta mayo de 1960, el Año Santo Mariano. Entonces fue sustituida por la réplica del nimbo de 1923 que, en la actualidad, lleva la imagen original.

Antonio Losada Kuntz, nieto de Basilio Losada Pascual, Coronel de Caballería. FOTO: A.SAIZ

“Mi abuelo rindió honores a la Virgen en 1923 al frente del Regimiento Lusitania”

Antonio losada kuntz
Nieto de Basilio Losada, Coronel de Caballería del ‘Lusitania’

Antonio Losada Kuntz es nieto de Basilio Losada Pascual, que fue Coronel de Caballería del Regimiento Lusitania y que en 1923 “rindió honores ante la Virgen de los Desamparados en el acto de la Coronación Canónica al frente del histórico cuerpo militar”, según comenta.

Él no llegó a conocer a su abuelo y todo lo que sabe de aquel día y cómo lo vivió el Coronel se lo contó su padre, llamado también Basilio.

Antonio conserva algunas fotografías de la época de su abuelo, entre ellas un retrato oficial de la reina Victoria Eugenia, firmado por ella misma, -quien fue testigo directo, también, de la Coronación Canónica- a caballo y vestida con uniforme militar en uno de los muchos actos que presidió. Cabe recordar que en el ‘Lusitania’ se integró el Regimiento de Cazadores de Victoria Eugenia que fue el único cuerpo militar de España que contó con la Reina como Coronel Honorario.

Como máximo mando de la Caballería de las Fuerzas Armadas en aquellos años, el Coronel Losada también participó en procesiones del Corpus y otros actos con el regimiento militar en la capital del Turia. Además de estar en Valencia la sede del ‘Lusitania’, el Coronel era valenciano “al igual que mi padre pero mi madre era madrileña” explica Antonio que, aunque nació en Madrid, se considera valenciano.

El vínculo entre el Regimiento’Lusitania’ y Valencia continúa en la actualidad, fruto de su estancia en la capital valenciana durante más de 90 años en sus más de tres siglos de historia, con sedes en el Acuartelamiento del Paseo de la Alameda, Bétera y Marines.

Por ello, participa todos los años en la procesión de la Virgen de los Desamparados, el día de su fiesta. Desde el año 2017 está integrado en la Brigada ‘Almogávares’ VI de Paracaidistas cuya sede se encuentra en la localidad madrileña de Paracuellos del Jarama.

Con su característico distintivo en el uniforme -una calavera con tibias cruzadas, otorgada por el Rey Felipe V-, el regimiento ha participado, desde su fundación en el año 1709, en numerosas acciones militares en los siglos XVIII, XIX y XX.
En los últimos años, el Regimiento ‘Lusitania’ ha tomado parte en operaciones de mantenimiento de la paz en Bosnia y Herzegovina, Kosovo, Irak y Líbano.