L.B. | 10-02-2017
‘Testigos de la esperanza y la alegría’ ha sido el lema de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada que se celebró el pasado día 2. Y mucha alegría era lo que se respiraba en la parroquia de nuestra Señora del Carmen, de Valencia, durante la misa que con motivo de ese día congregó a cientos de consagrados de nuestra diócesis. Veinte minutos antes de comenzar la celebración, los bancos ya estaban llenos y eran muchos los grupos numerosos, sobre todo de religiosas, que seguían llegando, de manera que muchos asistentes tuvieron que seguir la ceremonia de pie.
Especialmente emotiva fue para los miembros de los institutos seculares que celebraban, además, el 70 aniversario de la constitución apostólica ‘Provida Mater Ecclesia’ por la que el papa Pío XII aprobó los institutos seculares como una nueva forma de consagración en la Iglesia. De ahí también que contaran con una participación más destacada en el acto.
Testimonio imprescindible
La misa comenzó con la bendición de las candelas encendidas y la procesión de entrada al templo, donde, tuvo lugar la eucaristía y la renovación de compromisos por los consagrados.
En su homilía, el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, alentó a las personas consagradas a “afirmar con la vida y la palabra, sin rodeos, el amor de Dios a todos y a cada uno”. Y añadió que “vuestra vida consagrada es una de las señales más elocuentes de la presencia y soberanía de Dios en este mundo y de la libertad de sus hijos”.
De igual modo, subrayó que “nuestra sociedad, y en especial los niños y los jóvenes, tienen necesidad de ver personas consagradas que dan testimonio de Dios mismo ante un mundo que lo niega u olvida”.
“Nuestro mundo, tan cerrado a Dios necesita, más que nunca, de ese testimonio porque sin él podrían cerrarse todos los resquicios por el que la luz entra en nuestro mundo”, añadió.
Continuó afirmando que “este testimonio tan necesario, urgente y apremiante en diferentes ámbitos de la vida, lo es, de manera singular y concreta, en el ámbito de la caridad, de la evangelización y de la educación en la que Jesucristo es su centro, el verdadero camino, toda la verdad y la vida”.
Según el Cardenal “una de las formas de la caridad, muy relevante en estos días, la dedicación a la educación cristiana de los niños y de los jóvenes”. “A nuestro mundo le vendría muy bien, necesita una juventud más esperanzada y confiada”, destacó.
Consejo diocesano
Al término de la eucaristía, concelebrada por los obispos auxiliares de Valencia, monseñores Esteban Escudero y Javier Salinas así como por una treintena de sacerdotes, el Cardenal anunció la creación de un Consejo Diocesano de Vida Consagrada. “La diócesis tiene necesidad de que la Vida Consagrada esté más inserta en todo lo que es la orientación que la Iglesia debe seguir en estos momentos. Es un consejo del Obispo. Cuento con vosotros, pero espero contar todavía más”, explicó.
Por su parte, el dominico Martín Gelabert, vicario episcopal para la Vida Consagrada, agradeció al Arzobispo sus palabras “de estímulo que nos ayudan a vivir con más ilusión y más ganas nuestra consagración”. Igualmente le agradeció “su cercanía a la Vida Consagrada porque ésta, fuera de la Iglesia, no tiene ningún sentido”.
También a la salida del templo podía palparse esa alegría. De acera a acera de la calle Alboraya, donde se encuentra la iglesia, los grupos de religiosas que regresaban a sus casas se saludaban y se felicitaban mutuamente. Al fin y al cabo se trataba de su jornada.