Este domingo, día 30, solemnidad de la Santísima Trinidad, la Iglesia celebra la Jornada Pro Orantibus, un día para agradecer el don de la vida contemplativa y orar por esta vocación específica que en la diócesis de Valencia siguen cerca de 400 religiosas, en 27 conventos. Este año la jornada lleva como lema “Cerca de Dios y del dolor del mundo” y pone el acento en todo ese dolor, miedo, soledad y angustia que ha causado la Covid-19 y que también ha traspasado lo muros de los monasterios.

EVA ALCAYDE | 27.05.2021
La vida contemplativa sufre cuando el mundo sufre. Esta es la idea que se pretende transmitir en la Jornada ‘Pro orantibus’ de este año, que la Iglesia celebra este próximo domingo, día 30, bajo el lema “Cerca de Dios y del dolor del mundo”, con el fin de agradecer el don de la vida contemplativa y orar por esta vocación específica.

Éste ha sido un año marcado por la pandemia, la crisis sanitaria y las consecuencias de todo tipo que ha traído consigo y que han sembrado la cotidianidad de muerte, enfermedad, pobreza, desempleo, miedo, distancia y soledad.

El dolor que ha salido de los tanatorios, los hospitales, las residencias, las colas del hambre, de las oficinas del paro, de los hogares y de las redes sociales es un clamor que recorre la sociedad y que ha atravesado también los muros de los monasterios y conventos, que no son ajenos a todo este sufrimiento humano.

“Los contemplativos rehúyen el activismo frenético de nuestras sociedades y eligen una vía de intimidad orante y fraterna que, lejos de ensimismarlos, esterilizarlos o alejarlos del dolor del mundo, los convierte en faro para los mares agitados y semilla para los campos agrietados”, señalan los obispos de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada, de la Conferencia Episcopal Española.

En su mensaje con motivo de esta jornada, los obispos insisten en que las personas que se dedican a la vida contemplativa “quizá no recorren nuestras calles entre luchas y afanes mundanos pero, presentan esas luchas y esos afanes al único que puede poner paz en tanta guerra, llevan la luz de la Resurrección allí donde estamos más amenazados de muerte y de tristeza”.

“Ellos hacen las veces del hospedero anónimo en el Buen Samaritano que, sin necesidad de echarse a los caminos, supo abrir su casa al apaleado y lo cuidó como si de Cristo mismo se tratase, convirtiéndose así en parábola de cercanía con Dios y con el dolor del mundo”, concluyen.

En la diócesis de Valencia, actualmente existen unos 27 conventos, con cerca de 400 religiosas de vida contemplativa, en sus diversas modalidades-a las que se suman los Cartujos de Porta Coeli-, que se dedican a hacer realidad el lema de la jornada Pro orantibus de este año: “Cerca de Dios y del dolor del mundo”. Aunque, como según explica el religioso dominico Martín Gelabert, vicario episcopal para la Vida Consagrada del Arzobispado de Valencia., “no importa tanto su número de religiosos dedicados a la vida contemplativa y eremítica como su buen testimonio en la Iglesia y en la sociedad”.

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