L.B. | 17-07-2013
Una nueva comunidad de religiosas, la Fraternidad Arca de Maria, se ha instalado en Valencia en el antiguo convento de clausura de Carmelitas Descalzas del Corpus Christi, del siglo XVIII, sito en la calle Guillem de Castro, aunque también desarrollan su labor evangelizadora en la playa de la Malvarrosa.

La nueva comunidad en el antiguo convento del Corpus Christi de Valencia. (Foto: Alberto Sáiz)

La religiosas de la Fraternidad, fundada en el año 2003 en Brasil, llegaron a Valencia hace un mes, a propuesta del arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro. La comunidad está integrada por seis jóvenes religiosas de edades comprendidas entre 19 y 26 años y nacionalidades brasileña y española.
La Fraternidad Arca de Maria tiene como carisma principal el de “la evangelización por medio de la consagración mariana”, según las religiosas y desde su llegada a Valencia, las religiosas han centrado sus esfuerzos en evangelizar a los más jóvenes.
“No hay que esperar a que vengan a la Iglesia, hay que ir a por ellos, por eso muchos nos han visto jugar al voleibol en la Malvarrosa y, después de vernos con los hábitos y todo, hemos terminado cenando con ellos en la playa, explicándoles nuestro carisma, y también cantando con ellos e invitándoles a rezar el Rosario”, han añadido.
La comunidad de religiosas además, centra su evangelización “haciendo pastoral en la calle, a la que salimos y hablamos con la gente, con jóvenes, con niños y con familias”, afirman. Igualmente, “una noche a la semana, los viernes, salimos a la calle para acercarnos a las personas que duermen sin techo y les llevamos café y mantas de abrigo” destacan.
En la actualidad, la “Fraternidad Arca de María” está presente en Paraguay, Portugal, Italia, Austria y también España, a donde llegaron las primeras religiosas en el año 2008. Tienen casas en Elche, Alicante, Orihuela y, ahora, en Valencia. Su carisma también es la evangelización fundamentada en la adoración eucarística y el cuidado de los pobres.
Entre sus actividades también organizan retiros espirituales, encuentros, grupos de oración, charlas, ayuda en las parroquias y formación de grupos de preparación para la consagración, así como acogida y cuidado de los pobres y enfermos.