Las hermanas Ana María, María Elisabeth y María Dolores en la capilla de su casa en Valencia. FOTO: A.SÁIZ

CARMEN FERNÁNDEZ | 13.05.2021
En un piso de Valencia, de dimensiones muy justas, con una capilla que no podría acoger ni a 20 personas sin contar con las restricciones por la pandemia, viven las 4 hermanas que sostienen la congregación de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret de toda la Comunidad Valenciana. Dos de una edad más avanzada y las otras dos más jóvenes no necesitan más que esos estrechos pasillos y pequeñas salas para cumplir con la misión para la que han sido llamadas.

María Dolores, María Elisabeth, Ana María y Sara María son las Misioneras Eucarísticas de la Caridad, una congregación que nació en Málaga el año 1921 de la mano de su fundador, san Manuel González García, por entonces obispo de Málaga. Siendo un joven sacerdote, san Manuel tuvo una experiencia con Jesús que le marcó toda la vida y que fue su inspiración para fundar la congregación. Este año se celebra el centenario de la fundación de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret y, aunque sin grandes celebraciones, la congregación lo vive de forma espiritual y agradecida a toda la buena labor realizada durante estos 100 años.

Sagrario abandonado
El sagrario de un pequeño pueblo de Sevilla sería el escenario para que el fundador recibiera esa llamada de Dios a crear algo que se convertiría en el motor de vida de las 4 hermanas que ahora viven en la casa de la congregación en Valencia.
Cumpliendo con su misión sacerdotal, san Manuel fue enviado a un pueblo sevillano donde se encontró con el sagrario descuidado y abandonado. Al sentir esa llamada tan fuerte, su primera reacción fue de huida, pero después descubrió que desde ese recóndito lugar, apenas frecuentado por ningún creyente, Dios le estaba mirando y amando. Cuentan las hermanas que el padre san Manuel, comparaba el corazón del hombre con el sagrario abandonado, ya que sin Cristo eucaristía, el corazón del hombre queda pobre de amor.

Desde ese momento, el padre supo que su misión era llevar a las personas a los sagrarios menos frecuentados o “abandonados”, como los llamaba san Manuel para que acompañaran a Jesús.

La congregación actualmente se denomina ‘Misioneras Eucarísticas de Nazaret’, pero las hermanas, originalmente fueron fundadas con el nombre de ‘Marías Nazarenas’, por lo que en muchos lugares las siguen llamando ‘las Nazarenas’. En el año 1910 san Manuel había invitado a un grupo de mujeres para que visitaran a Jesús en aquellos sagrarios menos frecuentados.

Con el paso del tiempo, algunas de ellas decidieron dedicar su vida entera a hacer realidad este anhelo de llevar compañía a Jesús Eucaristía. Este grupo de mujeres fueron las primeras Marías Nazarenas y comenzaron a vivir en comunidad el 3 de mayo de 1921. Es por esto por lo que cada hermana añade a su nombre ‘María’. Algunas décadas después, buscando ser fieles a su fundador, según cuentan las hermanas, el nombre se cambió por el de Misioneras Eucarísticas de Nazaret, que manifiesta más claramente su modo de vida y su misión en la Iglesia.

La vida de las misioneras
“Cada casa tiene su modo de vida”, cuentan las hermanas. Algunas han estudiado carreras universitarias ejercen puestos laborales en colegios, universidades, hospitales etc, porque, como ellas explican “de algo tendremos que comer”. La congregación cuenta con sus librerías religiosas, guarderías infantiles, casas de espiritualidad, comedores sociales y confeccionan ornamentos utilizados en las ceremonias religiosas.

Por otra parte, ejercen su trabajo apostólico en las parroquias, como dar catequesis de comunión y confirmación como hace diariamente la hermana Ana María, hacer las veces de capellán en hospitales que es la ocupación de la hermana Sara María, así como sus propias funciones en la congregación.

Para jóvenes y niños
Las Misioneras Eucarísticas de Nazaret han levantado diferentes fundaciones destinadas a niños, jóvenes, adultos y mujeres.
Para los niños tienen ‘RIE’, un grupo eucarístico de niños que organiza actividades para introducir a los niños en la fe. Los jóvenes participan en ‘JERE’, que en cada comunidad tiene diferentes maneras de transmitirles el carisma de la congregación.
Para poder ayudar a todos los grupos que tienen las misioneras, algunas de las hermanas, como María Elisabeth, dedican parte de su tiempo a viajar por las comunidades en las que hay grupos ‘JERE’ o ‘RIE’ para ayudar a los sacerdotes asesores y analizar si ese grupo funciona correctamente.

Lamentablemente y por la situación sanitaria actual, estos dos últimos años no han podido visitar a los grupos de otras comunidades, por lo que ahora que parece que empiezan a abrirse las fronteras, el mayor deseo de las hermanas es volver a viajar por España y por el mundo para conocer a los nuevos integrantes de los grupos y saludar a los más antiguos. “En cuanto abran Valencia, salgo pitando hacia Barcelona. Ya tengo fecha.” dice ansiosa María Elisabeth.

Misioneras por el mundo
Las misioneras están presentes en un amplio número de localidades españolas, desde las Islas Canarias hasta su casa en Oviedo. Pero, a pesar de ser únicamente 180 hermanas las consagradas a la vida de misión, han logrado expandirse por algunos países Europeos y Latinoamericanos. Actualmente la congregación dispone de casas en 8 países, sin contar con España, que son Portugal, Roma, Cuba, Venezuela, Argentina, Perú, Ecuador y México.

Es gracias a la gran familia eucarística de las misioneras, que la congregación sigue adelante. Esta familia la forman no solo las consagradas, sino también los laicos que san Manuel llamó para llevar compañía a los sagrarios “abandonados” y dedican su tiempo a otras acciones de la Iglesia. En el caso de las mujeres se denominan ‘Marías de los Sagrarios-Calvarios’, mientras que los hombres reciben el nombre de ‘Discípulos de san Juan’. También habría que contar con los grupos de jóvenes y niños, ‘JERE’ y ‘RIE’.

Pero las consagradas buscan el acompañamiento de sacerdotes que, a su vez transmitan el carisma de san Manuel, por lo que el fundador quiso nombrar a los Misioneros Eucarísticos Diocesanos, sacerdotes seculares que viven la espiritualidad eucarística reparadora.

Todos ellos forman la gran Familia Eucarística Reparadora.