REDACCIÓN | 2-10-2014
El cardenal Antonio Cañizares nació en Utiel el 15 de octubre de 1945. Es el menor de tres hermanos. Se crió en Sinarcas, localidad vecina de Utiel.
Benedicto XVI lo creó cardenal el 24 de marzo de 2006.
Cursó los estudios eclesiásticos en el Seminario diocesano de Valencia y en la Universidad Pontificia de Salamanca, en la que obtuvo el doctorado en Teología, con especialidad en Catequética. Fue ordenado sacerdote el 21 de junio de 1970.
Los primeros años de su ministerio sacerdotal los desarrolló en la diócesis de Valencia. En la parroquia Santa María de Alcoi fue coadjutor entre 1971 y 1972.
Después se trasladó a Madrid, donde se dedicó especialmente a la docencia. Fue profesor en la Universidad Pontificia de Salamanca, entre 1972 y 1992; en el Seminario Conciliar de Madrid, entre 1974 y 1992; y, desde 1975,  en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas y Catequesis, del que también fue director, entre 1978 y 1986. Ese año, el Instituto pasó a denominarse “San Dámaso” y el cardenal Cañizares continuó siendo su máximo responsable, hasta 1992.
Entre 1985 y 1992 fue director del Secretariado de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe de la Conferencia Episcopal Española (CEE).
Cardenal desde 2006
El papa Juan Pablo II le nombró obispo de Ávila el 6 de marzo de 1992. Recibió la ordenación episcopal el 25 de abril de ese mismo año. En 1997 tomó posesión de la diócesis de Granada. Entre enero y octubre de 1998 fue administrador apostólico de la diócesis de Cartagena. En 2002 fue nombrado arzobispo de Toledo. Y el 24 de marzo de 2006 fue creado cardenal por el papa Benedicto XVI.
En la CEE y la Santa Sede
En la CEE ha sido vicepresidente (2005-2008); y, en distintas etapas, miembro del Comité Ejecutivo, de la Comisión Permanente, presidente de la Subcomisión Episcopal de Universidades y de la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis.
Juan Pablo II lo nombró miembro de la Congregación para la Doctrina de la Fe en 1995. En 2006, Benedicto XVI le asignó esta misma congregación, ya como cardenal. También como cardenal, el Papa le nombró miembro de la Comisión Pontificia Ecclesia Dei. El propio Benedicto XVI le nombró prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos en 2009, labor que ha desarrollado hasta su nombramiento como arzobispo de Valencia por parte del papa Francisco el pasado 28 de agosto. Como prefecto de ese dicasterio, ha promovido la profundización de la renovación litúrgica querida por el Concilio Vaticano II con diversas iniciativas y documentos.
El Cardenal frente a la catedral de Toledo, diócesis de la que fue arzobispo de 2002 a 2006.
El cardenal Cañizares ha sido, además, fundador y primer presidente de la Asociación Española de Catequistas, miembro del Equipo Europeo de Catequesis y director de la revista ‘Teología y Catequesis’. Es miembro, asimismo, de la Real Academia de la Historia desde 2008.
Universidad y acción social
En el ámbito académico también ha destacado por ser el fundador y primer gran canciller de la Universidad Católica ‘Santa Teresa de Jesús’ de Ávila, así como canciller e impulsor de la Universidad Católica ‘San Antonio de Padua’, de Murcia. La Universidad Católica de Valencia ‘San Vicente Mártir’ le nombró doctor ‘honoris causa’ en  2010.
En el campo de la acción socio-caritativa, entre otras iniciativas, promovió en Granada varias residencias de ancianos, así como una fundación para la formación de personas en paro y otra para la atención a toxicómanos. Mientras, en Toledo culminó la obra empezada e impulsó el pleno funcionamiento del Centro diocesano ‘Hogar 2000’, para la atención de enfermos con VIH.
 
[su_box title=»En su escudo episcopal: ‘Hágase tu voluntad’» style=»soft» box_color=»#0d34d1″ title_color=»#ffffff»]El escudo de don Antonio gira en torno a las palabras de su lema episcopal: ‘Fiat voluntas tua’ (‘Hágase tu voluntad’). Esa idea resume el sentido de su episcopado, desde el momento en que lo aceptó, en el año 1992, cuando fue nombrado por san Juan Pablo II obispo de Ávila.

Por eso, en el centro y llenando todo, se encuentra la cruz, que es la expresión que reasume el sentido de la Encarnación y de la Redención: “Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad”; “que no se haga lo que yo quiero, sino lo que Tú quieres”… En todo Jesús hace lo que al Padre le agrada, su vida es hacer la voluntad del Padre, y esta voluntad es amar a los hombres hasta el extremo.
La cruz es de color verde, como símbolo de esperanza, y sus trazos son iguales a los del emblema del monasterio de Buenafuente del Sistal en Guadalajara, que está vinculado personalmente al cardenal Cañizares (allí ha acudido en numerosas ocasiones de retiro, como en los últimos días antes de su toma de posesión como arzobispo de Valencia).
Por todo ello y por cuanto ahí se contiene, ha querido el cardenal Cañizares que la cruz sea como el faro y la señal de su episcopado, marcado por lo demás por el “sólo Dios” de su pontificado, secundando la expresión de santa Teresa de Jesús y de san Francisco. El escudo también quiere recordar a santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz por ser Ávila la primera sede episcopal del Cardenal.
También evoca a la Virgen
El escudo está dividido en cuatro cuarteles señalados por los cuatro brazos de la cruz. El cuartel derecho superior quiere evocar en su fondo azul y en la estrella de doce puntas a la Virgen María como “Estrella de los mares” y “Estrella de la Nueva Evangelización”.
En el cuartel inferior izquierdo aparece la luna como símbolo de la Iglesia, que no es luz pero, en medio de la noche, aporta la luz del sol, que es Cristo. Tanto este cuartel como los otros dos están bajo fondo rojo, que es el signo de Cristo y de su sangre derramada en la cruz, que es el precio pagado para nuestra redención.
Ese fondo de la sangre de Cristo es como si nos envolviera a todos, como si nos sumergiese en ese misterio de amor y de vida, de Cristo que se hace presente de manera sacramental en los sacerdotes, en los pastores -que son presencia sacramental de Cristo-; esa sangre, expresión muy concreta del “Fiat voluntas tua”, es la vida del sacerdote-pastor que da la vida por sus ovejas hasta la última gota de su sangre, unido enteramente a Cristo en la Eucaristía, para que los hombres tengan vida y participen de su amor. [/su_box]

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